Fidelidad
El sábado pasado estuve invitado en una boda,
magnífica, por cierto. Deseo mucha felicidad a los contrayentes.
Todo salió perfecto y fue una reunión hermosa, llena
de concordia y momentos agradables. Como curiosidad, durante la ceremonia el
oficiante repitió muchas veces la palabra fidelidad. Quizás sea normal -no me
invitan a demasiadas bodas, ni siquiera me invitaron a la mía- pero me llamó la
atención.
Fidelidad. Eso dio lugar a que durante la cena, antes, después,
en algunos grupos se hablase de ello, ser fiel, qué es, cómo lo entiende cada
uno, etc. Felicidad. Fidelidad. Falsedad. Lealtad. Mentiras. Verdades. Esas
cosas.
La mayoría asociaba fidelidad con lealtad. Es decir, entre otras cosas, que si
tu pareja se acuesta con otra persona debe contártelo al llegar a casa o a la
mañana siguiente como muy tarde. (El asesinato de tu pareja, o no, depende ya
de cómo te pille en ese momento).
Otros asociaban fidelidad con honradez, confianza,
amistad, compañerismo y otras virtudes que adornan a los seres humanos. Es
decir que la infidelidad era más cosa de dentro que corporal (aquí me
enternecí). Algunos, osados, llegaron a decir que la fidelidad es algo
profundo, íntimo, que tiene más que ver con el compromiso adquirido, con lo
moral y que no (sólo) tiene que ver con que tu pareja se acueste con otra
persona, que también, que, hombre, que sí, pero no solo, vaya, que si es un
calentón, un aquí te pillo aquí te mato, que quizás. (En las bodas, con el
cava, se miente mucho, incluso se dicen tonterías. Con el cava y con el
disimulo).
Muchos no decían ni pío, asentían, movían la cabeza en
círculos, guiñaban un ojo, sonreían, se ponían serios, negaban con gestos,
estaban ahí, herméticos, sin mojarse. En algunos temas, muchos no se mojan
nunca. Conozco personas vírgenes de mojadura, nunca han dado una opinión en
público, nunca se han significado (conozco a muchos hipócritas). Luego, con la
música, nos pusimos a bailar y dejamos el tema, fuimos todos fieles y felices.
A las señoras y señoritas les dolían los pies por los tacones y a los señores y
señoritos nos apretaba el nudo de la corbata. Alguno quiso saltarse las normas
y –que yo sepa- no hubo manera, con lo que seguimos siendo fieles y nos fuimos
a la cama, solos o con nuestra lealtad. Ejemplar.
Ah, conclusión: que la única infidelidad -digan lo que digan, con cava o sin ella- es que tu pareja folle (etc) con otro/a y que tú te enteres (aunque seas el último/a en enterarte).
Admito
opiniones.
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