Amo a una mujer que no me ama (1)
Amo
a una mujer que me ama pero no me ama.
La
mujer a la que tanto amo se busca con un candil en un bosque tenebroso, no le
asusta las sombras, un árbol es un árbol, nada más, ese árbol es el cielo, nada menos. El candil,
ella, sus hermanas que le besan, el camino que da vueltas en el llano, mirar
hacia atrás, Lot, espinas, la esperanza, sus hijas en la ventana, una flor roja
en su cabeza.
La
mujer a la que amo está atada en la proa de un barco que cabecea entre las
altas olas de la tormenta del norte, el
viento está lleno de voces que cantan desde lejos, voces de damas enlutadas,
voces de arena negra, voces. Hay una llama que se mueve entre sus músculos
doloridos, fuego que quema los recuerdos que salpican su tejado y llenan las
hendiduras de un silencio verde y espeso.
Soy un espectador herido, debo
decirle mi poema aunque no tenga sentido, aunque no sepa. ¿Qué sé yo de pájaros
melancólicos, qué del incendio que quema su soledad?...
(Nada)
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