La bouche
Ya me imaginé que no podrías callarte, solo estabas buscando ese tiempo de hogueras para poder decírmelo. Hasta aquí ya he aprendido. Y, plafff, me sientas en el altar del sacrificio y me lo cuentas todo de golpe, me revisas, me cuentas, me explicas, me arrullas, me sorprendes, me reafirmas, me haces sonreír, ponerme serio, dudar, saber, me abres otra ventana, me sugieres que te pida que cierres una puerta, me das un mapa, me robas un caramelo, me zarandeas, me acunas, me besas, me desarmas, me vendes cuchillos, me das motivos, me estimulas, me confundes, me aclaras, me reafirmas, mecagüen la mar que tuya eres, qué difícil debe ser tratar contigo sin ventajas, sin bonos, sin vales de regalo, que difícil mirarte a los ojos y saberte, qué mujer eres, por suerte, por inmensa suerte de haberte encontrado justo cuando estaba buscando y tú estabas ahí, desde antes, esperándome sentada en una piedra de misterio, cantando. Qué maja
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