Lo real
Está
claro, lo real es lo que veo, lo que toco, lo de alrededor.
Es
mi cuota de negocio, la cifra, los días a jornada completa, compleja, de
trabajo, los empleados a mi cargo, los plazos del Audi, la reserva del campo de
golf, la cena de los martes, los fines de semana tumbado en el sofá, los pagos
mensuales a Elisa.
Lo
real es el proyecto para los franceses que debemos entregar antes de mayo, las
horas que no serán suficientes, la entrevista con el director de recursos
humanos, mi cita con el abogado, la visita quincenal de Mercedes, mi hija que
se hace tan mayor.
Ahora
son las nueve de la noche y el despacho se ha quedado a oscuras, la pantalla
del ordenador, negra. Maldito apagón.
Ahora
lo real es esta sensación de vacío, esta opresión en el pecho, el silencio en
toda la oficina, en mi corazón.
Ahora
no sé bien quién soy, ni qué hago aquí, si debo volver a casa en metro, en
autobús o caminando. No quiero recordar donde está mi casa, no quiero volver
¿para qué? Puta vida.
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