Más o menos después de.
Auguste Toulmouche (1829-1890).
Pues
nada relájate que, sí, de tanto encogerte por frío y recuerdos malos te vas a
absorber por el ombligo y te vas a dar vuelta, una madeja de mujer, un recuerdo
de la chica que reía con la cara iluminada, de la señora estupenda hacia la que
se volvían todas las miradas playeras, con burka o bikini, con sombrero o con
el pelo al viento de no saber que estamos de paso, que la tensión se sube a la
cabeza y lo mismo se te va el santo al cielo y esto es un infierno imposible de
salir sin guía o báculo, sin mapa o miguitas dejadas por el último caminante
del bosque en que se convierten los pensamientos negros, esos que te muerden
algunas noches cuando dejas en la balanza que dos horas gozosas no compensan
semanas de espera de no saber qué, o quién, si ya todo está dicho, escrito y ni
te imaginabas que de una llamada iban a salir tantos problemas, ese agobio de
un macho en celo, que no celoso, que te requiebra y quiere prender la
hoguera mientras tú aplicas extintores de sentido común y calma, mordiéndote
los hígados, él lo sabe, pero tú en tu puesto, digna como abadesa de un
monasterio burgalés, estoica como una santa Teresa del Niño Jesús, señora
como la que más, estaríamos buenos si nos dejásemos llevar por nuestros más
bajos instintos, quiá, prudencia y serenidad, cilicios y codos en el pecho del
bailarín, distancia y alambres de espinos si hace falta, que no lo hará, pero
por si acaso, el amor en un pedestal, la amistad en una urna, vosotros
tonteando como chiquillos sin saber dónde os lleva, él con su santa y tú,
ahora, dentro de un rato, a misa de siete.
1 comments :
A misa... va a ser que no, que no me verás...
¿Qué tal si nos condenamos ya de una?
Sonrío.
Dejo besos pesca/pecadores;)
Kaixo, mi ojitos mentolados.
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