La historia de John Aguirre. (Parte una)
John Aguirre era
culturista, narcisista, equilibrista emocional y un gran nadador, lo que no
impidió que el primer domingo de julio del 1975 desapareciera en las aguas de
la playa de Laga, Vizcaya. Los amigos vieron con admiración sus poderosas
brazadas entre las olas y con preocupación que no regresaba a tierra.
Sus padres, su hermano,
sus familiares, los vecinos le buscaron sin descanso, sin éxito, le lloraron
con amargura. Aún sin resignarse, cada año, en julio, dejaron flores en el
acantilado frente a la isla de Izaro.
John mantenía una
relación sentimental con Arantza Malaxechevarría, una bella mujer que le añoró
unos pocos meses para después casarse con un capitán de la marina mercante qué,
curiosamente, murió ahogado en las costas de Trinidad Tobago.
John era inquieto y
también mantenía una continuada e intensa relación sexual con Idoia López quién
al no ser la novia oficial mantuvo un elegante silencio si bien su corazón
estaba plagado de intenso dolor ya que del roce nace el cariño y de ahí al amor
apenas hay un trecho. Idoia enlutó su alma y a pesar de que tuvo varios novios,
hasta seis, jamás olvidó a John.
El tiempo pasó y cada
uno siguió con sus asuntos. Cuando los padres de John fallecieron se terminó el
ritual floral. Su hermano heredó. Como dijimos Arantza, viuda, tuvo una flaca
memoria. Idoia, tan sentimental, mantenía una vela frente a la fotografía de un
John eternamente joven.
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