Oiga, oiga, sí, usted.
“Le garage hermétique” Illustration de l’artiste français Moebius 1992
Oiga,
oiga, sí, usted, apúntense a este club con carnet floreado, ánimo, buscaremos
las tripas – desde ellas – a las palabras con frivolidad no disimulada, con los
grillos cojos del amanecer, con imposibles Manolos o fáciles manoletinas,
trastabillando, danzando, con el cuerpo expuesto al frío, al deseo (aaaay), a
la burla del que no sepa que esto es apenas un juego sin reglas: la utopía, la
terapia, la inestabilidad, la fragilidad de estar cada día - día arriba, día
abajo, sin contar los viajes - en la intemperie de ciento treinta y cuatro mil
ojos - ojo arriba, ojo abajo, sin contar los tuertos -quitándonos la ropa del
alma, prenda a prenda, hasta llegar a la cruda realidad del ser invisible, nada
por aquí nada por allá.
Y
tú, el agazapado, el que sonríe, el aburrido, el que disfruta, se sonroja,
cabrea, aprueba o disiente:
¿Dirás?
¿Gritarás?
¿Escribirás?
¡No!
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