Parker y los incendios.
Parker
sueña con risas de niños, él es uno de ellos, salta sobre sus huellas de
medusas y erizos, pasa a lado de guardabosques con cabeza de alce,
carabineros en los fielatos distrayendo a las lecheras que comen manzanas de
Larrondo, la mujer de Gautxori les mira desde la ventana, cerca está la presa
donde se bañaba en un verano eterno, el perro que una vez le quiso morder, el
trúqueme al que jugaba con las niñas, la mesa de mármol que rompió, el árbol desde el que saltaba sobre la empalizada que separaba otra realidad.
Todo está cerca y sin embargo todo está tan, tan lejos, todo menos el incendio de nostalgia que ha prendido en una esquina de esta página y amenaza con el desastre total.
Todo está cerca y sin embargo todo está tan, tan lejos, todo menos el incendio de nostalgia que ha prendido en una esquina de esta página y amenaza con el desastre total.
Parker despierta.
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