Envidiada Marie
Se
herrumbra el ancla melancólica allá en el fondo de anémonas y deformados peces
con antenas, un fondo sin luz, sin referencias, con tiburones rastreando entre
las piedras pardas, raíces de Atlántidas que no conocimos y el silencio. No se
puede descender sin riesgo de colapso en la esperanza, de golpe al esternón de
un barco hundido, aquel que transportaba especias, anhelos, esclavos del
placer, encadenados, timoneles enfermos de lujuria, marineros con pendientes de
coral, corrientes submarinas que transportaban celos, mustios placeres, lentos
movimientos de buzos hostiles, de ansia extranjera, caía despacio el imposible
retorno, bajo el agua no hay invierno.
2 comments :
Gran marino y señorial. Recogerá esas flores con todo su aroma. Creo que la admiración de ella!, le lleve a ese capitán a oler la brisa y sentir el salpicar de las olas en su rostro. Esa fuente de vida...sin obsesión del fondo marino que el tanto domina. Callada pondrá esas flores en un jarrón en la ventana. Un pequeño tesoro verdadero, por el motivo de entrega. Imaginación tras lectura con un broche de coral.
Encarna c, un comentario poético. Muchas gracias.
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