Parker y la tristeza.
Parker
no está ahora para poesía, está ahí sentado en un tiovivo, por estar, con lo
que llueve dónde va a estar mejor, el paisaje cambia, pero no. Simula, aprende
a mentir, se distrae de lo que es. Sobre todo ahora que lo que es le sobrepasa,
le vence. Aunque debe sonreír, ser el que se supone debe ser, está aburrido de
ser quién debe ser. Es sospechoso de tristeza. Lo está. Triste, con la pena
trepando con rabia, mordiéndole, enfrentándole con lo que no quiere aceptar, lo
irreversible, el final, somos tan, tan insignificantes. Ay.
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