El oftalmólogo de Palermo
El oftalmólogo de Palermo, muy serio, dice: “Aplíquese Colicursí Tropicamida desde las diez de la mañana, cada media hora. Cuando tenga las pupilas dilatadas comprobaré en el fondo de sus ojos si las lentes bifocales enfocan correctamente en dos o más direcciones o si su mirada se pierde en fuegos artificiales”.
Con esa disminución de mi capacidad visual pienso en cómo me arreglaré hoy, quién me guiará. Con las manos en los bolsillos del batín me dedico a tambasiáre, que dicen aquí en Sicilia, pasear por hacer nada, Marie en la proa de mis recuerdos.
Todo está borroso y esta vez son mis ojos.
El perro negro ladra a mis pies pero hoy no podremos salir a pasear.
El perro negro ladra a mis pies pero hoy no podremos salir a pasear.
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