Ya está
Ya está
"Uno se pasa los días y los meses tratando de escribir
algo. Algo: un párrafo, una frase que contenga un poco de verdad, que resulte
—uno es soberbio y vil, vanidoso— mejor, más grande que la vida. Sale bien,
sale mal, sale peor. A veces —uno cree— sale. Y entonces un lunes cualquiera
uno se sienta a escribir y recuerda unas líneas que leyó hace tiempo. Una de
esas cosas que se escriben en cinco minutos y se dejan sobre la mesa. Algo sin
importancia. Algo como “son las cinco, voy al mercado y vuelvo”, o “te dejé
tarta en la heladera”. Una anotación, una pequeña nota. Solo que esta era una
nota que la escritora brasileña Clarice Lispector le escribió a un linotipista,
el encargado de armar, con letras de plomo, los textos que ella publicaba en el
periódico. La nota decía: “Disculpe que me equivoque tanto con la máquina.
Primero, porque mi mano derecha resultó quemada. Segundo, no sé por qué. Ahora
un pedido: no me corrija. La puntuación es la respiración de la frase, y mi
frase respira así. Y si a usted le parezco rara, respéteme también. Incluso yo
me vi obligada a respetarme. Escribir es una maldición”. Cuatro renglones.
Cincuenta y nueve palabras cargadas de agresividad y de devastación, de
insolencia y de hartazgo. Una enervada y humilde y arrogante plegaria en
defensa de las comas y los puntos que es, en verdad, el rastro de un cuerpo, la
cicatriz de fuego de una vida entera. Y ese mismo lunes, en plan de recordar
barbaridades, uno recuerda aquel poema de cuatro versos (ay, de cuatro) que
escribió la uruguaya Idea Vilariño: “Si te murieras tú / y se murieran
ellos / y me muriera yo / y el perro / qué limpieza”. Y uno se
dice —con rabia, con el corazón cubierto de espuma, con celo, con furia, con
colmillos— que mejor callar. Que para qué. Que ya está."
Leila Guerriero
2 comments :
¡Qué maravilla, Pedro!
La persona que tiene ese don, es para reverenciarla.
Y Vilariño, me conmueve cuando leo esos fogonazos que tiene.
Besotes
Virgi soy fan total de esta señora.
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