Llega agosto.
Que
cantan hasta los que no cantan. Que sería fácil, o bastante, sorprender a los
pacientes seguidores del intento, del cambio, de la mudanza en estos tiempos
con fotografías de paisanos que viajan a países a los que antes no se viajaba, (antes
no se hacían demasiadas cosas). Por ejemplo Alin Coen, que es una señor(it)a a
la que no conoce casi nadie pero que en “Einer will immer mehr” lo borda, que
es original y otras cosas. O la Kat Frankie esa, que parece que solo haga
ruiditos con la boca y ahí la ves, en
Alemania creo, delante de una cámara con un par dando una lección de cómo. Hay
fantasmas en las esquinas, ya lo creo, sobre todo en Galicia, que lees a Cunqueiro
y no te extraña. De Galicia sólo te extraña una cosa, que sea una tierra tan, tan hermosa, luego te acostumbras.
Y no es que uno no viaje, no, uno viaja, ayer mismo estuve al borde de un
espejo, casi paso al otro lado pero recordé a Alicia y teniendo en cuenta que
el viernes me dije, alto, no, quieto. O cuando estuve en Estambul, con tantos
turcos, está aquello lleno de turcos, que al principio me daba cosa, que si las
comidas picantes, que si los taxistas, que si el peligro, bah, el peligro está
dentro, en el miedo, no se debe
tener miedo. O en México, pero eso ya lo he contado demasiadas veces. Me vuelvo
en nada a NY y allí nunca tengo miedo, solo alegría y asombro. Eso no quita
para que a veces me tenga miedo a mí mismo, sobre todo cuando me miro, siento
en la cabeza como una red que se inflama, dentro, que me llena eso del cerebro
y me duele, es cierto, me duele y no puedo pensar, que se me alteran los
circuitos y temo volverme majara. Esto no se lo he contado a nadie pero vosotros
sois de casa. Está también lo del hilo, usted aparta el polen, el vaho, se
quita el bozal y ahí está el hilo, brillando a veces, desde un tejado
desvencijado hasta otras azoteas, tenso y vibrando, emitiendo, ni un gato
podría hacer equilibrios sobre él, es un hilo tensado, conductor, made in China, ahora casi todo
se hace en China, que levantas la tapa del y es chino, que la bajas y no, que
te compras un jersey de angora y no lo es, es chino, claro. Creo que es posible
que yo mismo sea chino, al menos hasta (o desde) el jueves, o tengo
reminiscencias, lo de los ojos, lo de los remos entrando en el agua de los
recuerdos, alterando la superficie, lo superficial, entre los brezos y los
sabores de regaliz, sobre el mármol del mercado con peces boqueando, con vacas
o lo que quede de ellas, en República Dominicana les gusta el chivo, en una
boda en la que estuve hubo cabrito, me dijeron que tengo familiares en el
Bierzo, el edredón nos cubre y ya es casi la hora de olvidar, los
espantapájaros se quedan aquí el jueves, creo que son los únicos, ah, y los
chinos, no tengo ni idea qué tiempo hará ahora en China (en inglés se pronuncia
chaina, o así), lo mismo están con monzones, o con terremotos, o tsunamis, por
esos sitios tan raros pasan cosas raras. Aunque me gustaría saber si para ellos
no somos nosotros los raros, como ellos son muchos quizás todo es inverso y
comer dragón cocido es lo normal y no esos rollitos de primavera con quién sabe
qué, que están ricos sí, pero ¿qué tienen?, col dice ese listo de verde, que es
justo debajo de dónde nacían antes los niños, los niños nacíamos en sitios muy
raros, nos traía la cigüeña, esas tonterías, y lo de la semillita, qué cosas
nos han contado, y dicen que somos especiales, pues claro que lo somos. Mi
primer beso lo di con casi cincuenta años, mi primer...como decirlo –polvo me
parece grosero-, mi primer eso fue con casi sesenta, tanto tiempo esperando y
mira, para esto tanto misterio, me dije yo a mí mismo, que ella tenía por ahí,
que igual también era eso, que las ves con el ombligo al aire y te entra una
cosa que ya, ya, que me lo dice Paquita, la enfermera del turno de mañana,
ustedes los hombres solo piensan
en dos cosas, que digo yo cual será la otra, que no me lo imagino, que solo
tengo tiempo para pensar en el jueves (o sea mañana) por la mañana, que me voy, como tú, como todo quisqui.
Mira, te lo digo otra vez por sí, que me voy a Finisterre o Fisterra, me voy,
entre otras saludables actividades, a pensar, que no sé sí, quizás esto no es
demasiado bueno, hay personas que piensan y aprenden, o entienden, entender no
es bueno, ni saber, una vez que sabes una cosa quieres saber otra y así no hay
quién viva, que no se puede saber de todo, o todo, por eso hay que quemar
libros, uno al menos cada mañana, antes de desayunar, comida energética, nada de tonterías,
hay un tabú con lo de la cultura, hay demasiados cultos, en cambio listos hay
pocos, o muchos según cómo se mire, que
uno no sabe ya quién le dará la próxima extremaunción, aunque hay temas que no
se pueden tratar en estos muros, hay mucha peña con cara de enfado y poca
sentido del humor, debe ser cosa del estómago, que no van de vacaciones al
sitio adecuado, pero el jueves (o sea mañana) espero estar ya allí, o antes, no lo había dicho, por pudor, que no me gusta
comentarlo, que uno es así, tímido, apocado, de pocas palabras, se asusta con
facilidad, que todo esto y más lo había escrito ayer y me lo mandé a mí mismo y
me equivoqué de cuenta de correo y resulta que el mensaje estará en el portátil
guardado en el cajón de una mesa que no abriré hasta el 1 de septiembre, ya ves
que cosas, que un despiste lo tiene cualquiera pero me ha hecho reescribir lo
escrito aunque no se ha perdido nada ya que estoy disperso, con lo del viaje no
me centro en lo esencial, la poesía, quizás no hay que saber, solo hay que
sentir, lo siento, por ejemplo digo eso de Uso
palabras ciegas, como palomas acurrucadas, / la súbita fragancia del azahar
embriaga al viajero/desprevenido que llega en busca del destino. y me quedo tan ancho, tan bien, o aquello de Me sacaré los ojos si miro/ lo
oscuro, cuando termine/ la espera de aguas turbias,/ líquenes, brocados que/
ocultan una daga en los/ labios abiertos del pecho. Esto de los blogs, de los muros es lo que tiene,
que lo soporta todo, obra de arte o esto, farfullar, hablar por no callar,
incontinencia verbal trasladada al papel que no lo es, superficie en blanco
para gritar al viento, que me voy, queridos míos, procuraré escribir desde
donde esté, si alguien quiere algo de mí, menos dinero, que lo pida. A la
vuelta hablamos, señores, señoras, pasen y lean, aquí hay material. Agradezco
su amabilidad y resistencia. Los besos a todos sin excepción.
Muchas gracias.
Muchas gracias.
Señorita esperando que llegue.
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