miércoles, 29 de julio de 2015

Llega agosto.



Que cantan hasta los que no cantan. Que sería fácil, o bastante, sorprender a los pacientes seguidores del intento, del cambio, de la mudanza en estos tiempos con fotografías de paisanos que viajan a países a los que antes no se viajaba, (antes no se hacían demasiadas cosas). Por ejemplo Alin Coen, que es una señor(it)a a la que no conoce casi nadie pero que en “Einer will immer mehr” lo borda, que es original y otras cosas. O la Kat Frankie esa, que parece que solo haga ruiditos con la boca y  ahí la ves, en Alemania creo, delante de una cámara con un par dando una lección de cómo. Hay fantasmas en las esquinas, ya lo creo, sobre todo en Galicia, que lees a Cunqueiro y no te extraña. De Galicia sólo te extraña una cosa, que sea una tierra tan, tan hermosa, luego te acostumbras. Y no es que uno no viaje, no, uno viaja, ayer mismo estuve al borde de un espejo, casi paso al otro lado pero recordé a Alicia y teniendo en cuenta que el viernes me dije, alto, no, quieto. O cuando estuve en Estambul, con tantos turcos, está aquello lleno de turcos, que al principio me daba cosa, que si las comidas picantes, que si los taxistas, que si el peligro, bah, el peligro está dentro, en el miedo, no se debe tener miedo. O en México, pero eso ya lo he contado demasiadas veces. Me vuelvo en nada a NY y allí nunca tengo miedo, solo alegría y asombro. Eso no quita para que a veces me tenga miedo a mí mismo, sobre todo cuando me miro, siento en la cabeza como una red que se inflama, dentro, que me llena eso del cerebro y me duele, es cierto, me duele y no puedo pensar, que se me alteran los circuitos y temo volverme majara. Esto no se lo he contado a nadie pero vosotros sois de casa. Está también lo del hilo, usted aparta el polen, el vaho, se quita el bozal y ahí está el hilo, brillando a veces, desde un tejado desvencijado hasta otras azoteas, tenso y vibrando, emitiendo, ni un gato podría hacer equilibrios sobre él, es un hilo tensado, conductor, made in China, ahora casi todo se hace en China, que levantas la tapa del y es chino, que la bajas y no, que te compras un jersey de angora y no lo es, es chino, claro. Creo que es posible que yo mismo sea chino, al menos hasta (o desde) el jueves, o tengo reminiscencias, lo de los ojos, lo de los remos entrando en el agua de los recuerdos, alterando la superficie, lo superficial, entre los brezos y los sabores de regaliz, sobre el mármol del mercado con peces boqueando, con vacas o lo que quede de ellas, en República Dominicana les gusta el chivo, en una boda en la que estuve hubo cabrito, me dijeron que tengo familiares en el Bierzo, el edredón nos cubre y ya es casi la hora de olvidar, los espantapájaros se quedan aquí el jueves, creo que son los únicos, ah, y los chinos, no tengo ni idea qué tiempo hará ahora en China (en inglés se pronuncia chaina, o así), lo mismo están con monzones, o con terremotos, o tsunamis, por esos sitios tan raros pasan cosas raras. Aunque me gustaría saber si para ellos no somos nosotros los raros, como ellos son muchos quizás todo es inverso y comer dragón cocido es lo normal y no esos rollitos de primavera con quién sabe qué, que están ricos sí, pero ¿qué tienen?, col dice ese listo de verde, que es justo debajo de dónde nacían antes los niños, los niños nacíamos en sitios muy raros, nos traía la cigüeña, esas tonterías, y lo de la semillita, qué cosas nos han contado, y dicen que somos especiales, pues claro que lo somos. Mi primer beso lo di con casi cincuenta años, mi primer...como decirlo –polvo me parece grosero-, mi primer eso fue con casi sesenta, tanto tiempo esperando y mira, para esto tanto misterio, me dije yo a mí mismo, que ella tenía por ahí, que igual también era eso, que las ves con el ombligo al aire y te entra una cosa que ya, ya, que me lo dice Paquita, la enfermera del turno de mañana, ustedes los hombres solo piensan en dos cosas, que digo yo cual será la otra, que no me lo imagino, que solo tengo tiempo para pensar en el jueves (o sea mañana) por la mañana, que me voy, como tú, como todo quisqui. Mira, te lo digo otra vez por sí, que me voy a Finisterre o Fisterra, me voy, entre otras saludables actividades, a pensar, que no sé sí, quizás esto no es demasiado bueno, hay personas que piensan y aprenden, o entienden, entender no es bueno, ni saber, una vez que sabes una cosa quieres saber otra y así no hay quién viva, que no se puede saber de todo, o todo, por eso hay que quemar libros, uno al menos cada mañana, antes de desayunar, comida energética, nada de tonterías, hay un tabú con lo de la cultura, hay demasiados cultos, en cambio listos hay pocos, o muchos según cómo se mire,  que uno no sabe ya quién le dará la próxima extremaunción, aunque hay temas que no se pueden tratar en estos muros, hay mucha peña con cara de enfado y poca sentido del humor, debe ser cosa del estómago, que no van de vacaciones al sitio adecuado, pero el jueves (o sea mañana) espero estar ya allí, o antes, no  lo había dicho, por pudor, que no me gusta comentarlo, que uno es así, tímido, apocado, de pocas palabras, se asusta con facilidad, que todo esto y más lo había escrito ayer y me lo mandé a mí mismo y me equivoqué de cuenta de correo y resulta que el mensaje estará en el portátil guardado en el cajón de una mesa que no abriré hasta el 1 de septiembre, ya ves que cosas, que un despiste lo tiene cualquiera pero me ha hecho reescribir lo escrito aunque no se ha perdido nada ya que estoy disperso, con lo del viaje no me centro en lo esencial, la poesía, quizás no hay que saber, solo hay que sentir, lo siento, por ejemplo digo eso de Uso palabras ciegas, como palomas acurrucadas, / la súbita fragancia del azahar embriaga al viajero/desprevenido que llega en busca del destino. y me quedo tan ancho, tan bien, o aquello de Me sacaré los ojos si miro/ lo oscuro, cuando termine/ la espera de aguas turbias,/ líquenes, brocados que/ ocultan una daga en los/ labios abiertos del pecho. Esto de los blogs, de los muros es lo que tiene, que lo soporta todo, obra de arte o esto, farfullar, hablar por no callar, incontinencia verbal trasladada al papel que no lo es, superficie en blanco para gritar al viento, que me voy, queridos míos, procuraré escribir desde donde esté, si alguien quiere algo de mí, menos dinero, que lo pida. A la vuelta hablamos, señores, señoras, pasen y lean, aquí hay material. Agradezco su amabilidad y resistencia. Los besos a todos sin excepción.  

Muchas gracias.


Señorita esperando que llegue.

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