Del miércoles.
Mi amada, mientras
leo en el cuenco de tu mano, en los posos del café, en la sangre de gallos
recién degollados, en los huesos de carnero lanzados al aire, me alivia tu paz
en mi guerra y firmo todos los tratados de rendición, en el monte se enciende
una hoguera que avisa, tus ojos me ven triste, yo te veo con mis gafas de
cerca, de lejos ya no distingo que la tierra se mueve, tiembla, mata, ondula,
hay lugares donde hace mucho frío, en otros no llueve, en algunos llueve
demasiado, en todos los hombres se matan con entusiasmo, en el piso de abajo un
hombre golpea con saña a una mujer, dos casas más allá una mujer apaga un
cigarrillo en la espalda de su hijo que llora, en cada calle alguien está
robando, en cada gobierno todos están llenando sus bolsillos, las iglesias nos
prohíben, los sacerdotes esconden sus silencios detrás de una cruz mientras nos
amenazan con infiernos eternos y demonios, y nosotros aquí, escribiendo sobre
las dulces caderas de la mujer que jamás tocaremos, sobre el hombre que jamás
nos tendrá entre sus brazos. Ilusos, mi amada, como tú y yo, ilusos, pero vivos.
3 comments :
Hemos corrido en muchos encierros, Pedro.
Ya son años, y no, no diremos que salimos ilesos, pero aquellas cicatrices sólo son marcas hoy, y más nada. Esperemos en la orilla mientras echamos la toalla, las que están aún por venir.
Que la piel que nos abriga, sin pronunciar esos te quieros cuando son necesarios, sería como habitar una vieja carcasa en la que ya de nada nos serviría seguir conservando los órganos como la colección de todos aquellos ventrílocuos o ecos que nos llegamos a comer en días de hambruna y somnolencia.
Y que la indiferencia no te/nos roce, Pedro, saltemos, nademos, creemos, creamos, mientras seguimos viviendo...
Amén.
Y un beso iluso, o un beso, iluso, y sin embargo, tan beso.
Cualquiera dice nada después de haberlo escrito la Zarzamora. Mira que es buena la tipa comentando.
Pero, ya que estoy, insisto. Insisto en que la ilusión es un don no de todos. Que para mí es el motor y la fuerza, la energía, las ganas, el alimento, la base y la ventana a la que asomarme.
Si eso desaparece, casi mejor que uno apague, y se vaya.
Gracias, Ning Jie, por la parte que me toca.
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