Qué noche, aquella noche del siglo XX.
Qué
noche la de aquel día, qué noche la de aquel siglo en el que fuimos, éramos, las
noches y la vida eran nuestras, el futuro era una escalera por la que subíamos
sin mirar atrás, a los lados, ensimismados en un presente sin augurios ni otro
sobresalto que buscar la felicidad por los rincones de los días, por las caras
que cambiaban en un carrusel de experiencias, todo era nuevo y el amor estaba
entre los matorrales, agazapado como un leopardo albino, presto a saltar sobre
nuestros corazones indefensos, inexpertos, no teníamos miedo al barquero, a
ujieres con corbata, a sotanas ni uniformes, al caminante sobre el lago de la
moral, a gurús vociferando debajo de las pancartas, al lucero del alba y la
música era alimento principal, la amistad corría por nuestra sangre hasta que
una noche, fue de repente, nos enamoramos y colorín colorado este cuento ya nos
lo habían contado y esa puerta nos llevó a otra y a otra, laberinto donde
perdimos los martes y el pudor, camino con atajos, lobos aullando en la soledad
de rostros sin boca, angustia de no vernos a la salida de liceos abarrotados,
el trabajo, los cementerios que comenzaron a llenarse, la ginebra en las rocas,
estupor por tantas cosas que no conocíamos, las semanas se volvieron muy
largas, un domingo dejamos de cantar y hasta hoy, pero que nos quiten lo
bailado.
0 comments :
Publicar un comentario