Del martes.
Amada,
este es mi sagrario personal. Algún disturbio hay aquí dentro que me hace
correr de cara en cara, huyendo hasta caer de bruces en la raíz del temblor
invisible de mi miedo a saber. A saber ¿qué?, ay, el látigo atroz de la
conciencia. Mis amigos están hablando de jubilarse prematuramente; intentan
también que sus hijas no les hagan abuelos antes de tiempo; tratan de
sobrevivir a sus enfermedades; caminan por el lado brillante de la calle; es
cierto que alguno bebe demasiado, que otro cambia de mujer de forma compulsiva,
que uno tiene vicios inconfesables y qué aquél me traicionó un día, pero no es
menos cierto que todos llevan la arruga del tiempo como pueden y saben y qué,
por eso y por tantas cosas, son mis amigos. El cáncer envía telegramas implacables.
Y el Señor de los hábitos. Preparo esta carta de hojaldre con palabras de
cabello de ángel. Me subo a un carrusel con cebras y caballos de cartón.
Mariane Faithfull arrastra una valija llena de olvido. Una mujer desnuda se
zambulle en una imaginaria habitación con humo y soldados. Un hombre se engaña
con sueños de niño. No se puede vivir colgado del año del gato. ¿Volverá la
ingrata?. El miedo es estar lejos de ti.
2 comments :
No se puede estar lejos de nadie pensándolo así. Imposible.
Ning Jie tú sabes de qué van estas cosas.
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