La vida es como la recordamos.
“No esperar de la vida para no arriesgarla; darse por
muerto, para no morir./Yo no estoy muerto, estoy enamorado.” Bioy Casares.
Del laberinto al treinta y vuelta al
principio.
Siempre tengo la sensación de ser un
pasajero en el tren inadecuado. La vía y el túnel persisten sin que pueda hacer
nada para remediarlo.
La vida es como la recordamos y
sentado en una estación desierta pienso en ella (s) sabiendo que no debo
hacerlo, que me puedo equivocar y pintar de nostalgia lo que no es sino
presente.
Me obstino en ese recuerdo, escribo
lo que no debo ya que con una triste mueca vuelve esta punzada en el hígado,
alegrándome, entristeciéndome, aún así, la sonrisa perdida en garabatos,
pensarla(s), dibujarla (s), estar triste, o parecerlo, peor, querer volver con
ella (s) a esa estancia que fue mágica y terminó trágica.
Por favor
salgan un momento que estoy terminando de limpiar la sangre del alma.
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