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Las calles están llenas de ojos, ojos que
miran, ojos que no miran, caminamos entre ojos. Sobre los canales de Venecia
vuelan pájaros de cristal y plumas metálicas, golondrinas mecánicas, gorriones
que desafían a los turistas nórdicos, gaviotas de madera que ríen sobre los
cadáveres de las góndolas.
Fue
doloroso descubrir que él era una terapia, no un amante.
También
cuando llegó a la conclusión de que lo que ella buscaba era un orgasmo, no un
hombre a quién amar.
Hay
siglos que no está uno para nada.
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