Cartas amarillas
Arcángel
de sombra.
Desplegó una sábana azul
que abarcaba los ocho cielos
salpicados del oro de los astros
y me envolvió, y así mismo, en ella.
Y como el entero firmamento
me abrazó.
Y se adentró en mi vida
y en aquella noche
la deshojó hasta la ternura del alba.
Con el tacto del más leve pétalo
se dobló su cabeza en mi cuello,
sus bucles negros
emitían un aroma de abismo.
CLARA JANÉS
Sí, claro, quiero saber mucho sobre ti, pero
no eso de "¿cómo se puede estar
casado y querer a otra?". A veces te pones
irremediablemente tú y equivocas las ganzúas porque no hay cerradura, ni
siquiera puerta, no hay ladrones aguzando el oído en el portal de nosotros.
Antes, al principio, te hubiera preguntado si me
estás probando, si quieres comprobar si en esta rayuela que acaba en un cielo de
tiza piso raya y pierdo, ahora sé que no, sé qué no te preocupan cosas así y
sin embargo me preguntaste: "¿cómo puedes estar casada y quererme tanto?".
Ahora cierra los ojos y vamos a nadar a otros ríos,
a otros remansos aunque tengamos que diseñar un refugio grande, aunque tengamos
que determinar la altura de los cordeles donde probaremos nuestros equilibrios
porque todo debe ser más claro, vacío de esas dudas adultas y dormidas, con
respuestas de nácar, con niveles que modificamos a nuestro antojo porque hemos
perdido, a propósito, el libro que todo lo explica.
Te vas, hoy, vuelve pronto, dedica las horas de
viaje, esta separación breve, a ser feliz, no te preocupes, te veo como un alma
transparente, tan delicada que no sabía que el prodigio estuviera escondido
ahí, junto al cementerio de paredes verdes, junto al caserío blanco de aldeanos
que cuidan sus vacas y sus costumbres, en esa persona, tú, que tejes un adagio
que no conocía, yo, que en tantos conciertos he silbado,- Allí donde toques la memoria duele. (Yorgos Seferis) - que
en tantas noches de ginebra y soledad he estado rodeada de sombras con
forma de hombre que me han contado tantas y tantas mentiras y alguna verdad, tantas
y tantas manos tendidas, aquello era otra cosa porque ahí estaba el factor que
marca la distancia o la cercanía, que determina donde empieza la caricia y
donde termina esta melodía que no sé detener porque te hablo y hablo y veo tus
ojos de agua y me maravilla que en el mundo queden personas como tú, que
deberías ser una especie protegida, que voy a proponerte como paraíso natural,
como reserva de protección de lo que ya no hay.
No te preocupes con dudas y tristezas, siempre hay
un mañana para llorar, hoy vamos a reírnos porque hemos estado juntos, mirando
nuestro mar, mirando nuestro aventurada relación que crece desde nosotros como
una planta incontrolable, dejemos las tijeras de podar y abonemos confiados ese
abrazo en silencio y las olas ahí abajo, sin gaviotas, las rocas, los vientos y
nuestros pechos alborotados porque la piel nos quema y olvidarnos del mundo
de ahí fuera y se me escapan los caballos cuando te pienso y me vas a
permitir que el próximo día no hablemos, no preguntemos, dejemos un
minuto de silencio para oírnos, para escucharnos los corazones desbocados
cuando nos miremos a los ojos.
Jamás he conocido un hombre como tú, tan fuera del
mundo que dominaba, que conocía, que sabía, eres diferente y me atraes hasta
desafiar los ojos cayendo como rocío detrás de nuestros pasos.
Te beso con tal ternura que me duele algún músculo
perdido ahí, entre el cuello y el ombligo, quizás es solo puro sentimiento. Te
quiero.
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