Cielo sin estrellas.
De tal forma nos arde la
mente que anhelamos
arrojarnos al fondo del
abismo, qué importan cielo o infierno
al fondo de lo ignoto
para hallar lo nuevo.
Baudelaire
Cielo sin estrellas. En la bajamar apareció un
cadáver en la playa y nadie era. Misterio de la muerte en la arena. Naves en la
niebla con las velas llenas, brisas y sonrisas en el rostro de los marinos.
Guerreros esparciendo el pánico por las riberas de pescadores. Pastores en las
alturas cubiertos con telas de vivos colores para espantar a los demonios de
las cavernas del sur. El viento esparciendo humos de hogares de viudas. Niños
bajo las sábanas. Cuentos de lo de ahí fuera. Juegos detenidos en un tiempo de
fuego y miedo. Ánforas rotas en la fuente. Malos tiempos. Casas en ruinas.
Banderas en las cimas. Los ciegos caminando en hilera. Un cuervo en la rama de
un álamo. Caminos sin caravanas. El puerto saqueado una y otra vez. Plaga de
dolor. Sangre sobre el altar de mármol. Lictores ausentes. Crece la hierba
entre las piedras. Las vacas sagradas pastan ajenas a desarrollos y secretos,
al tiempo que vendrá, a la utopía. Los sacerdotes invocan a los ángeles con
alas doradas – no saben que hay que subir al cielo con las manos-.
0 comments :
Publicar un comentario