Sorprendente.
No sé muy bien para qué sirve
cada uno, pero tengo la casa llena de electrodomésticos. Por eso y por muchas
cosas más durante muchos años, a las 14,20H llegaba del trabajo a mi casa y
tenía un plato de comida humeante sobre la mesa, cada día un menú diferente. El
armario era un prodigio de puntualidad, siempre había varias camisas limpias,
planchadas, los trajes cepillados, los zapatos relucientes, la casa entera
también relucía. No voy a decir siempre, pero algún fin de semana practicaba
sexo con mi chica.
De pronto todo ha cambiado. Resulta
que la comida no se hace sola, que hay que pensar qué hacer para comer, bajar
al mercado a comprarla, acarrearla a casa, prepararla, que lleva su tiempo y
rezar para que te salga bien. Llevo varios días comiendo en el chino de la
esquina.
Con la ropa pasa lo mismo, las
camisas y calzoncillos se acumulan en una pila que amenaza ya con inundar la
cocina, hay que meterla a la lavadora, con jabón, sacarla, tenderla, recogerla,
doblarla y plancharla, que tiene su técnica. Me han dicho que hay unos
establecimientos que se llaman tintorerías, lavanderías, algo así, que te
dejan la ropa como nueva. No sé si cobran por hacerlo, preguntaré.
En el trastero encontré el
aparato ese que llaman aspirador. La última vez que quise utilizarlo parece que
tenía llena la bolsa o algo así. En google he encontrado que hay que cambiarla cuando
pasa eso, seguro que el cortinglés me
dicen qué hay que hacer.
Pero de todos estos cambios el
más sorprendente es que la chica que dormía a mi lado durante tiempo y tiempo, hace
unos días que no está, no sé nada de ella. No recuerdo cómo se llamaba, ¿Conchi?,
no esa era otra, no sé, siempre le decía “cari”, o “churri”, o “gordi”, El caso
es que no tengo con quién tener sexo ni con quién discutir.
Creo que no leí bien el libro
de instrucciones de la vida, hay algo que no entendí del todo.
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