Parker, los números y la poesía.
¿Para quién habla uno?
Habla uno para uno, no para dos ni para tres.
Ni siquiera para uno:
para dos ojos brillando en la espesura.
Habla uno para uno, no para dos ni para tres.
Ni siquiera para uno:
para dos ojos brillando en la espesura.
(Eduardo
Milán).
Parker olvido la poesía (1) y tiene
un número guardado dentro de una caja de zinc, 16.444. Lo repite como mantra, como liberación, lo invoca, entra
en él, es y no es el número, no quiere serlo, es un orgullo y una condena, una
cadena, nubes rojas, caminar al amanecer, jazz y leer bajo la parra un libro de
Quignard.
Aún no es de noche, está en la
puerta principal del penal, no quiere alejarse, no quiere volver a entrar, la
libertad era esto y a pesar de estar lleno de resentimiento y palabras no
quiere evocar el ácido y los pianos, no quiere hablar, solo le sirve el paisaje
de una playa desierta, quizás también unos ojos azules que no le juzguen, que
no le aconsejen, que no le compadezcan, que no le midan, que solo le miren.
Parker sabe que hay personas
que no tienen números, ni cajas, ni sueños, que hablan inglés, alemán, euskera
y no saben decir hola, o despedirse, o llorar.
Alguien mató el gato que nunca tuvieron y desconfían de los vecinos y de
los ausentes, de los que llegan y de los que nunca han estado. Tienen el
corazón asediado, las encías enrojecidas, por su frente pasa un río de
resentimiento, de sus dedos se desprende un mortecino brillo de infelicidad.
Al compás de ese número
glorioso, 16.444, deja bajo la piedra una secreta corriente de estrellas del
sur, de almanaques rotos, de probetas y amianto, de odios y luchas,
descubrimientos que se le incrustaron en una esquina del alma, que encendieron
la perversa lámpara del desconsuelo. Parker sabe que es demasiado pronto y deja
de jugar con la alquimia y el azafrán,
se asoma la balcón y mira el cielo, en el monte arden los bosques y en la ciudad
hay un crimen cada 16 minutos. Llueven manzanas y jilgueros pero no es
suficiente para apaciguar su espíritu, quizás sea mejor esperar.
Espera.
(1) Por ejemplo, cualquiera de la serie Parker, a partir de
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