Lecturas de agosto 2
Después de las densas y muy interesantes memorias de Speer necesitaba un contraste, algo ligero, fácil, intrascendente.
El abuelo que saltó por la ventana y se largó, con ese título, con esa portada, no me acababa de atraer.
Pero lo empecé y ¡sorpresa!. Es muy fácil de leer, divertida, está bien escrita, es ágil, amena, descarada, surrealista, interesante, no se puede dejar.
Lo recomiendo sin reservas para este mes de vacaciones (el que las tenga, claro)
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