Marie (1)
Tomo el pulso de este otoño de hojas y ceniza, de árboles muertos y la lluvia, inclemente, azotando los amores rotos, rompiendo la imagen de sueños imposibles, incumplidos, derribándose como un castillo endeble, suena el viento en el bosque de aun noviembre, lo llena de remordimientos agrios, busco el sol en la noche, lo imposible, dioses inquietantes agitando un mundo inseguro, hostil, desde que aprobé el cursillo de genuflexión me duelen los riñones, me duele el alma desde que sé que la tengo, aspiro la fragancia del deseo, una voz inaudible me inquieta, no la entiendo, afilo las orejas y un siseo me vuelve a lo de ahora.
Dulce Marie, no me quisiste nunca, te gustaba, quizás, lo desenvuelto de mis besos, que te cantaba al oído, que te enseñé a jugar al ajedrez, el jaque mate, me enseñaste el cartel de los Beatles de tu cuarto, con naturalidad, llegó tu padre y no pasaba nada, era imposible, bailábamos y esa era la máxima cercanía.
Con todos mis respetos, sentado en el mantel de nuestro ahora maldigo la virginidad que defendías. Cuánto amor perdido, cuánto tiempo derrocado.
Dice la monja que mañana no podremos pasear por el jardín, que está todo encharcado.
2 comments :
Joer!!!
Qué bien escribes, peazo cariño.
Esto es pa enmarcar!!
Y no te beso porque no te llego ni a la barbilla...
Espera, voy a buscar la escalera que este texto merece un ósculo. y sin pe(n)sarlo.
LA ZARZAMORA, no me eches la bronca, lo sé, tienes razón, no te llamo, no te escribo, no te pregunto cómo estás, estoy missing, no tengo perdón. Puedo explicarlo. Lo haré.
Mientras tanto me subo a esa escalera y nos damos el beso ese bien a gusto, de tornillo y si nos caemos ya nos levantaremos. Muá ¡Guapa!
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