viernes, 24 de noviembre de 2023

Saber latín

 


Leo a  poetas  que podrían explicarte mejor que yo  lo que sentía  esta mañana entre el presentido viento a tu lado, la absoluta falta de prisa en el mío, tú no, mi sí, 505 kilómetros y todos los etcéteras que quieras añadir, vidas paralelas, secantes, tangentes, círculos concéntricos,  trigonometría y otras artes aunque el amor, ay, el amor, que a una edad no hay demasiado tiempo para el luego, que el luego a veces es nunca, que nunca es demasiado tarde, que   quia pulvis eris et in pulverem reverteris,

En cualquier caso, mi dulce amiga, somos como somos y sería un atrevimiento por mi parte querer cambiar tus principios, tu convencimiento, tu tozuda equiparación de una cosa con otra. Sí, tú me decías (tan niña, tan pura, tan cielo), “me besas ¿me quieres?” Yo, tan machito, tan estúpido, tan provinciano, pensaba “¿qué dice esta cría? Han tenido que pasar diez y seis años y tres meses para saber qué querías decir tú y por qué no lo entendía yo.  

Contesto ahora tu última carta.

No conoces tus límites, puedes ser todo lo que quieras.

Entiendo perfectamente que ahora eres como quieres ser, estás disfrutando de la libertad. 

 Ya me gustaría disfrutar de la mía.

Aquí no hay ningún juego individual, mucho menos se hace nada cuando solo uno de los dos quiere. Y puede, añado.

Verás, aquí hay un problema, aquí hay una relación (epistolar, sí, pero relación) de dos personas que se querían mucho hace exactamente diez y seis años (quizás sin saberlo ni ellos mismos, separados por miedo, por orgullos absurdos, por yo qué sé), que se han reencontrado en un momento de sus vidas muy especial, que se han redescubierto, que se han visto diferentes en el espejo del otro, mejores, más dignos, más auténticos, que se han asustado por el torrente de sensaciones, emociones, placer, abismo, tentación y todo lo que quieras poner de más y que en un caso lo enfoca con sabia prudencia femenina y en otro con alocada explosión de palabras, hechos, deseos, es decir, como siempre.

Te propongo lo siguiente. Me quedan unos cuatro meses de condena, salgo el 14 de febrero. 

Ven a esperarme y empezamos de nuevo.

Gracias por los libros que me has enviado, me ayudan mucho en el aburrimiento de este encierro forzado.

Te quiero.


2 comments :

Tatiana Aguilera dijo...

Algunas personas demoran tanto en comprender y otras son tan tozudas que persisten en sus convicciones...Me pregunto ¿por qué está preso? ¿qué hizo para estar tantos años encerrado?

Abrazos

Pedro M. Martínez dijo...

Tatiana Aguilera, es lo que tiene escribir, tú sabes, puedes “crear” un personaje y que haga lo que no harías tú. Aquí he buscado simplemente un final así como contrapunto a un desarrollo que no sé yo. Para estar preso mucho tiempo tienes que haber hecho algo muy grave o ser muy peligroso para los que mandan. Buen fin de semana.

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