A 12 kilómetros.
Te echo de menos, pero poco…
La ausencia es eso que duele entre el
ombligo y el alma, más allá de los pulmones, justo donde converge la necesidad
y el miedo, ese punto que palpita y se expande hasta convertirse en una cueva.
Claro que a los que no saben querer esas cosas no les ocurren, antes bien son
como gasterópodos deslizándose por los días del encierro, huecos y largos, una mezcla de nada y de
antes, de lo que era y ya no, a saber de qué hablan los que hablan, los que saben,
los que sienten la ausencia en la espalda como gotas frías de esto no es lo que
solía, malas costumbres incluidas, la rutina como un corsé de difícil digestión
y claro, tus hijas están bien, mejor que su padre/tutor que repta entre lo de
siempre y el milagro, entre vírgenes virtuosas y qué me vas a contar si nací en
el Cantábrico (a 12 kilómetros de la orilla).
Pues
eso, nena, que te echo de menos pero mucho.
4 comments :
Cantaba Kiko Veneno " lo mismo te echo de menos, lo mismo,
que antes te echaba de mas..." esto de las ausencias, agujeros en el corazón vacíos de almas maltrechas son como alfileres de colores, que esto del querer es muy suyo, algunos quieren y no pueden, mientras otros besan hasta esa luna que les rompe el alma, otros lo hacen "passionnément, pour un jour, y otros pour toujours", que la vida se nos va en un ay y en mil suspiros que el recuerdo envuelve en cintas coloradas a modo de latidos; ahora, en este instante en que las golondrinas y los milanos negros se abrazan y emprenden el vuelo rumbo a nuevos destinos.
Besos, sin mascarilla.... of course.
LA ZARZAMORA en esto de cantar soy muy mío, que Kiko Veneno me trae Chiclana de la Frontera y 13 agostos pero yo era más de cantar a los Panchos “que me traigan mil bocas y las beso y que digan si en el Universo hay alguien que sepa besar como yo beso” y lo cantaba bajito en el cuello de Isabel los jueves y apartando la media melena de Mavi los sábados que, ya ves, no vemos comprando el pan, al cabo de los años, que entonces creía que era muda y ahora sé que es abuela. Con estas premisas ¿qué soy yo? Pues verás, entre otras virtudes menores soy tu amigo sin haberte visto nunca (ya, ya, en fotos sí, pero lo mismo me has mandado las de la primera comunión y esa no eres tú y te pareces más a la Colette de los últimos tiempos que vi su foto de niño y, sin saber quién era, se me quedó grabada –su imagen- en la reina subconsciente o por ahí. Antes que mi hija fueses feminista practicante y corrigiese cada uno de mis abundantes exabruptos machistas producto de A) mi mala educación, B) que soy un p. señor mayor con todos sus defectos te hubiese dicho que C) a partir de las fotos recibidas saco varias conclusiones, D) pues eso que nos iban a faltar horas (todo esto teniendo en cuenta que, un suponer, estamos en una isla desierta y faltan dos días para el Juicio Final. Te beso los párpados.
Ay, mon dieu, esta casa no es apta para diabéticos!
Qué bonica caligrafía.
Me voy de puntillas...
Єѕтnoм, que no, anda tonta, ven, que sí, qu`esta casa es amplia y tiene cabida para diabéticos, estrábicos, reumáticos e incluso para enajenados por el encierro y la dieta, por el hambre de besos y cercanía, por todos nosotros, pobrecillos, que se nos está quedando la piel arrugá porque nadie la acaricia (en realidad porque nadie la anhela pero esto no queda literario, ni bonito, ni da lugar a ensueños, ni a seguir con mentiras porque, vamos a ver, entre tú y yo ¿cuánto tiempo que nadie dice tu nombre mientras suspira? O aquella vez que durante, entre ah y ah me llamó Paco, ya ves, menos mal que luego añadió, sigue majo, que seguí pero ya no era lo mismo, que se descentra uno, joder, entre eso y la música (que soy arrítmico, sí, desde pequeño) no hay forma de terminar a gusto. El gusto es mío. Hale, que voy a comer (¡qué horas!)
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