Ver
Me he bebido ni sé cuantos elefantes, enteros, con trompa, colmillos y todo, me he comido con labios de cuchara toda la amargura de los días en declive, las emociones que perdieron la apacibilidad, la falsa ternura de los símbolos escondidos en insomnios de sábanas de papel, los intentos para mantener el equilibrio aún cuando los cazadores de poetas, los depredadores de filósofos, los pregoneros del juicio final empujaban sin respeto, mucho menos piedad, los límites entre lo soportable y este espacio baldío que es no ver… (te/la/me/nos/os).
Ver.
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