La Bella Durmiente y otros cuentos.
Según Perrault, "La
bella durmiente" fue el primer cuento que recogió de la oralidad popular:
"(...)-¿Sois vos,
Príncipe mío? -le dijo ella-. Os habéis hecho esperar mucho tiempo.
El príncipe, atraído por estas palabras y, más aún, por la forma en que habían sido dichas, le aseguró que la amaba más que a sí mismo. Sus razones resultaron desordenadas, pero por eso gustaron más a la princesa. Poca elocuencia y mucho amor. Estaba más confundido que ella, y no era para menos; la princesa había tenido tiempo de soñar en lo que tendría que decirle, pues parece (la historia, sin embargo, no dice nada de esto) que el hada buena, durante tan largo sueño, le había procurado el placer de tener sueños agradables.
En fin, hacía cuatro horas que hablaban y no se habían dicho ni de la mitad de las cosas que tenían que decirse (...)."
El príncipe, atraído por estas palabras y, más aún, por la forma en que habían sido dichas, le aseguró que la amaba más que a sí mismo. Sus razones resultaron desordenadas, pero por eso gustaron más a la princesa. Poca elocuencia y mucho amor. Estaba más confundido que ella, y no era para menos; la princesa había tenido tiempo de soñar en lo que tendría que decirle, pues parece (la historia, sin embargo, no dice nada de esto) que el hada buena, durante tan largo sueño, le había procurado el placer de tener sueños agradables.
En fin, hacía cuatro horas que hablaban y no se habían dicho ni de la mitad de las cosas que tenían que decirse (...)."
En realidad lo que quiero es
contar historias de bellas durmientes o de feos despiertos, historias que
distraigan, que hagan reír, que hagan
olvidar o recordar, que hagan algo. Cuentos
sin protagonistas identificados, sin personajes identificables, de países
lejanos, de sentimientos que no duelan, de paisajes sin nombre. Creo que para
eso hace falta saber escribir, transmitir.
Y mira que escojo las palabras
con cuidado, las selecciono con mimo, intento inventar historias, pero es
inútil, solo sé escribir de lo que siento, de lo que me baila en el alma, de
los fantasmas que no me dejan mirar a otro lado, de esa mirada, mirando (me).
Siempre termino contando el
mismo cuento: la Bella Durmiente.
En realidad creo que el que
está dormido soy yo, esto es absurdo.
Y no me despierto.
Soy tonto del culo.
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