Gorriones
Pasan
los días como gorriones con azúcar en las alas. Bajo el balcón los fotógrafos ansiosos entonan
canciones italianas de Fiorella Mannoia y esperan. Las nubes corren por el
cielo, los escarabajos por la arena de la playa cercana, no sé su nombre. La
vida se ha llenado de armonía, de mermeladas de ciruela y frambuesas que
extiendo sobre el pan con mantequilla del desayuno, después escucho el
cuco bajo el cartel de los tres monos, no oír, no ver, no
hablar, prohibidas las noticias sobre política, que enflaquezcan los cerdos de la piara, que se agosten las cosechas de
los banqueros, que ardan los telediarios, ya vendrá enero pero hoy no, hoy el
azul domina las horas el rojo del arroz
con bogavante, los lagartos de dos colas persiguen gusanos de luz, orugas de
mariposa. Busco huellas sobre la harina de centeno, disfruto con las cosas bellas, subir a Artxanda como cuando era niño, caminar hasta el
horizonte, respirar, leer a Speer, escuchar el roce de las estrellas mientras miro la noche. Así día tras día. Hasta
mañana. ¿Vas avenir?
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