Parker y Higss.
Parker
no se atreve a escribir personalmente y delega en mí y en otros para de una vez
por todas dejar las cosas claras.
Bill
(Gates) acaba de llamarle a cobro revertido, dice que mucha lírica, pizcas de
poesía pero que (literalmente): “Parker, chato, no tienes ni idea de la
partícula de Higgs”.
Al
de un rato le han llamado también los de la manzana mordida, los herederos
espirituales de Steve (Jobs). Dicen que reunidos en cónclave secreto se han
dado cuenta que su verdadero nombre no es Parker y que le van a cobrar derechos
de uso con carácter retroactivo, que ellos están antes en lo de la partícula
esa.
Parker
no sabe qué relación tiene una cosa con otra pero se ha enfadado, piensa que
algo tendrá que ver con la envidia que genera su interés en la búsqueda de la última pieza
del puzle subatómico que puede abrir por fin la ventana al Big Bang.
Es
decir.
Parker
está en los escritos que hablan de sus vivencias, de sus peripecias emocionales
y alrededor están los visitantes del blog/muro. Contra más lectores hay más
incomprensibles son los textos y más le cuesta desarrollarlos (a él, a mí o a
quién le escribe).
Porque.
Los lectores son el campo de
Higgs, una forma de energía que impregna todo el espacio y confiere masa a las
partículas (como glup 2.0). Un protón, por ejemplo, no tendría masa si no fuera
por el campo de Higgs. Sin ese campo misterioso, todos seríamos livianos como
el fotón, y nos moveríamos, como él, a la velocidad de la luz.
El Gran Colisionador de Hadrones
(Large Hadron Collider, o LHC) que desde 2008 está en funcionamiento junto a Ginebra, tiene
varios objetivos, pero el principal es encontrar el bosón de Higgs, apodado
"la partícula-Dios" por el premio Nobel Sheldon Glashow. Es una
predicción central del modelo estándar con el que los físicos describen el mundo
subatómico, y observarlo requiere las altas energías de colisión que alcanzará
el LHC, un esfuerzo de 6.000 millones de euros.
Pues
bien.
A primera hora de la tarde de
hoy, 13 y martes, en medio de una expectación mundial seguida en directo por
internet, los científicos que trabajan con el gran acelerador LHC, han
presentado sus últimos resultados señalando tienen indicios significativos de
la existencia de la muy buscada partícula de Higgs, cuyo descubrimiento se
considera un hito en el conocimiento profundo del universo subatómico y
objetivo primordial declarado del propio LHC.
La partícula de Higgs es la firma
de un mecanismo profundo del funcionamiento de la naturaleza a su escala más
elemental, el llamado campo de Higgs, con el que, según la teoría, adquieren
masa las partículas que tienen masa. El físico escocés Peter Higgs lo propuso
hace más de 40 años, pero no ha habido manera de demostrar o descartar que esta
hipótesis sea correcta. Es la mejor, o más completa, explicación de la masa de
las partículas, una cuestión fundamental que el Modelo Estandar, que describe
las partículas elementales y sus interacciones, no es capaz de abarcar sin ese
mecanismo hasta ahora puramente teórico.
El Higgs no se ve directamente en
los datos del LHC. Es una partícula que se desintegra enseguida si se crea en
alguna de muchísimas las colisiones de protones del LHC y lo que los físicos
observan son los esos procesos de desintegración. Se trata de identifica
inequívocamente que esas partícula e interacciones captadas al proceden del
Higgs que duró un instante. Como es un fenómeno muy poco corriente, hay que
observar billones de colisiones para cosechar una docena de firmas del Higgs.
Parker termina
con “queda claro, ¿no?
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