domingo, 7 de enero de 2018

Parker y Higss.



Parker no se atreve a escribir personalmente y delega en mí y en otros para de una vez por todas dejar las cosas claras.

Bill (Gates) acaba de llamarle a cobro revertido, dice que mucha lírica, pizcas de poesía pero que (literalmente): “Parker, chato, no tienes ni idea de la partícula de Higgs”.

Al de un rato le han llamado también los de la manzana mordida, los herederos espirituales de Steve (Jobs). Dicen que reunidos en cónclave secreto se han dado cuenta que su verdadero nombre no es Parker y que le van a cobrar derechos de uso con carácter retroactivo, que ellos están antes en lo de la partícula esa.

Parker no sabe qué relación tiene una cosa con otra pero se ha enfadado, piensa que algo tendrá que ver con la envidia que genera  su interés en la búsqueda de la última pieza del puzle subatómico que puede abrir por fin la ventana al Big Bang.

Es decir.

Parker está en los escritos que hablan de sus vivencias, de sus peripecias emocionales y alrededor están los visitantes del blog/muro. Contra más lectores hay más incomprensibles son los textos y más le cuesta desarrollarlos (a él, a mí o a quién le escribe).

Porque.

Los lectores son el campo de Higgs, una forma de energía que impregna todo el espacio y confiere masa a las partículas (como glup 2.0). Un protón, por ejemplo, no tendría masa si no fuera por el campo de Higgs. Sin ese campo misterioso, todos seríamos livianos como el fotón, y nos moveríamos, como él, a la velocidad de la luz.

El Gran Colisionador de Hadrones (Large Hadron Collider, o LHC) que desde 2008 está   en funcionamiento junto a Ginebra, tiene varios objetivos, pero el principal es encontrar el bosón de Higgs, apodado "la partícula-Dios" por el premio Nobel Sheldon Glashow. Es una predicción central del modelo estándar con el que los físicos describen el mundo subatómico, y observarlo requiere las altas energías de colisión que alcanzará el LHC, un esfuerzo de 6.000 millones de euros.

Pues bien.

A primera hora de la tarde de hoy, 13 y martes, en medio de una expectación mundial seguida en directo por internet, los científicos que trabajan con el gran acelerador LHC, han presentado sus últimos resultados señalando tienen indicios significativos de la existencia de la muy buscada partícula de Higgs, cuyo descubrimiento se considera un hito en el conocimiento profundo del universo subatómico y objetivo primordial declarado del propio LHC. 

La partícula de Higgs es la firma de un mecanismo profundo del funcionamiento de la naturaleza a su escala más elemental, el llamado campo de Higgs, con el que, según la teoría, adquieren masa las partículas que tienen masa. El físico escocés Peter Higgs lo propuso hace más de 40 años, pero no ha habido manera de demostrar o descartar que esta hipótesis sea correcta. Es la mejor, o más completa, explicación de la masa de las partículas, una cuestión fundamental que el Modelo Estandar, que describe las partículas elementales y sus interacciones, no es capaz de abarcar sin ese mecanismo hasta ahora puramente teórico.
El Higgs no se ve directamente en los datos del LHC. Es una partícula que se desintegra enseguida si se crea en alguna de muchísimas las colisiones de protones del LHC y lo que los físicos observan son los esos procesos de desintegración. Se trata de identifica inequívocamente que esas partícula e interacciones captadas al proceden del Higgs que duró un instante. Como es un fenómeno muy poco corriente, hay que observar billones de colisiones para cosechar una docena de firmas del Higgs.

Parker termina con “queda claro, ¿no?


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