viernes, 28 de agosto de 2015

28.08.15



Con esto de la niebla permanente en el fin de la tierra hay conocimientos que no me llegan. Ayer mismo no sabía que Bioy Casares en su juventud vivía en un lujoso edificio de diez pisos con sirvientes, chóferes, secretarias y ayudantes personales, Borges también andaba por ahí como amigo y mentor. Los Bioy eran muy ricos pero las crisis y unos gastos desorbitados hicieron que el bueno de Adolfo pasara sus últimos años al borde de la indigencia. Qué cosas. No acababa ahī mi ignorancia (ayer) tampoco sabía quién era Czeslaw Milosz, ni qué escribió Oakley Hall, ni qué canta Rafael Berrio, ni que placentero es caminar por las marismas al lado de Langosteira entre el olor del mar y los pinos, ni que en casa Velay preparan una merluza a la cazuela que quita el sentido, ni, ni, ni. Hoy que lo sé me miro al espejo y no me noto nada nuevo, pues vaya. No sé lo que aprenderé hoy.


2 comments :

Magnolio dijo...


Yo tampoco lo sabía. Gracias. Pero ¿importa? para la alegría de vivir. Leerte sí.

(y tengo que dejar aquí leerte hacia atrás: demasiado para el regreso)

Muá.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, los regresos siempre son malos, se acumulan los recuerdos y el cansancio, demasiado.
Beso de gato.

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