02.08.15
Salí del tedium vitae de la ciudad del perro y llegué al lugar donde vienen los peregrinos que no se conforman. Amanece y subo por la carretera hacia el Faro. Por el camino pienso en tanta gente que he conocido, aquellas profundas amistades de un tiempo herido, ignoro si están vivos y dónde. Recuerdo a las mujeres que amé, de algunas he olvidado su nombre. Nada es como era. "El pasado se ha transformado en algo incomprensible. No intento entenderlo, solamente describirlo" decía Natalie Ginsburg. Los niños de ayer son hoy hombres con águilas tatuadas en la espalda, con aros de pirata en las orejas y la vejez es el insomnio y no pensar en luego. El mundo se ha llenado de gente extraña y sigo subiendo al Faro mientras el sol a veces se muestra entre las nubes.
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