El invierno del lobo.
Sigo colgado de estas negras lecturas de agosto. Qué suerte. No había leído nada de John Connolly. Me parece un escritor sorprendente (en este género de la novela negra), inteligente, hábil, culto, con sentido del humor, con una gran capacidad para combinar lo sórdido con lo sobrenatural, con un estilo atractivo, ameno, que te tiene en vilo. Este libro,el 12 sobre el detective Charlie Parker es un brillante ejercicio de estilo, me ha gustado mucho.
“Ser indigente es un trabajo a jornada completa. Ser pobre es un trabajo a jornada completa. Eso es lo que no entienden quienes echan en cara a las personas desfavorecidas que no salgan al mundo y busquen un empleo. Ya tienen un empleo, y ese empleo es la supervivencia. Hay que ponerse temprano en la cola para recibir alimento, y más temprano aún para tener un sitio donde dormir. Uno acarrea sus pertenencias a la espalda, y cuando dejan de servirle, rebusca en la basura para sustituirlas. Uno sólo tiene cierta cantidad de energía que consumir, porque sólo dispone de cierta cantidad de alimento con que nutrir el cuerpo. La mayor parte del tiempo está cansado y dolorido, y lleva la ropa húmeda”
Pasaje de John Connolly. “El invierno del lobo.”
“Y a veces recuerda quién fue en otro tiempo. Fue un niño que jugaba con otros niños. Tuvo unos padres. Quiso ser bombero o astronauta o ingeniero ferroviario. Tuvo un marido. Tuvo una mujer. Fue amado. Nunca habría imaginado que acabaría así.
Uno se acurruca en la oscuridad y espera a que la muerte le dé un último y venturoso beso de despedida.”
Pasaje de John Connolly. “El invierno del lobo.”
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