Carta a la chica de la ventana, esa, la de la camisa blanca.
“Escribo para que me quieran, escribo para
demostrar lo que la timidez impide a mi voz. Eso pensaba. Un día me quise y ya
no necesité escribir más, desde entonces hablo.” Lo dice Michael Stasiewicz, el inolvidable protagonista de
“Notes on Blindness”.
El arte no tiene materia, no tiene soporte, no
es un cuadro o un vinilo, no el papel ni la pintura que mancha las alpargatas
del pintor, el arte es un sentimiento, un proceso mental, un espacio en ninguna
parte. Por eso he decidido colgar mis textos en un muro que no existe, un lugar
cerrado, lo abriré cuando no se pueda leer. Quizás me extienda en el concepto
de explicar aquello que no se ha visto, la percepción, el contrapunto, es
posible que deje una palabra como muestra y a partir de ahí llegar a otra comprensión.
“No estoy de acuerdo con nada de lo que leo, por principio, leo blanco y pienso en negro, veo amarillo y recuerdo el verde, más que nada por llevar la contraria, por darle emoción al contraste.” Esto es de Kathy Morgan, la polémica actriz de “Not at Beautiful Palace”
En realidad, cariño, te importa muy poco que me
importe lo importante, la conexión, la exploración del papel en blanco. Para ti
tiene preferencia su gramaje o los bordes, los pliegues, el blanco por el
blanco. Prefieres el espejo a que se pueda abrir una puerta en la mitad del texto o, bah, visitar otro
espacio con sangre, perros, cangrejos o frases de otros que no son de otros.
No me entiendes, nena.
Es lo que tiene.
Muchas veces yo tampoco me entiendo.
2 comments :
Siempre me ha dado curiosidad cuando se escribe hablando de otras mentes, como piensan. Con los muros sin saltar, con canicas de todos los colores, con a saber!, que digan y ya veré...Toda la gente . Realmente que se querá. Luchando con mostruos en destino y trampa los vences y no hay ni un caramelo. Y saldrá otro mostruo lo vences y la batalla es sin piedad. Y te alejas de ti. Ves escritor que difícilmente se aclara cada uno. Como siempre un honor leerte Pedro.
El honor es mío, Encarna C, muy agradecido, eso lo primero. Después, pues sí, hablar de otras mentes es un atrevimiento y un juego y un absurdo. Bastante tiene uno con luchar con su propio monstruo como para domesticar a monstruos ajenos. Que no, imposible. Pero mientras tanto, ya ves, lo pasamos tan ricamente, inventando, fabulando, aquí, cada día. Un beso.
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