Ir, volver.
Aquí
estamos, hoy también, en un día entre tantos, uno más, un lunes que nos palpa
con las yemas de los dedos los intersticios de la curiosidad, un escrito que
sugiere, busca, se descubre, escucha ecos, da dos pasos atrás, salta en su
espacio, va y viene, texto equilibrista sobre un cable suspendido entre las
riberas del Tajo, se aburre de contar, aplaudimos, sigue, vuela, mira, dice lo
que dice y más.
A
veces calla, y dice.
Este
es un juego tan serio que inventamos las normas cada día, nos las saltamos,
vivimos, descubrimos un mundo en cada esquina, se nos rompen los labios de
besar el viento, se nos rompen las uñas de quitar piedras a los sueños
guardados en cajones ocultos, en armarios de habitaciones oscuras, en casas
luminosas, en ciudades cada vez más blancas, más llenas de gentes de todos los
colores.
Solidario,
reivindico la figura, la mirada libre, el cuerpo, su vacío, los ojos tanteando
más allá de lo que ven, la memoria de cuando no, la facultad de contar el
ahora. Esta es una alabanza a la vida, a cantar como puedo, a subirme a Alfama
y mirar Lisboa desde una esquina, mirar las calles, ver el horizonte parcial de
Portugal.
Este
es un juego tan alegre que imaginamos rostros perfectos, sin lágrimas, sonrisas
de ilusionista, oropéndolas cantando al amanecer, perros de ojos tristes
lamiéndonos las manos, un gramófono de aguja malherida, un fado cantado entre
las ruinas, el azar de encontrar lejos un milagro que nos acerque y nos deje,
expectantes, ante el límite del futuro y la memoria, cuerpos desnudos bajo la
lluvia de febrero, alargan los días pero no sé si la noche llega a las siete o
a las ocho, no sé si llegará la madrugada.
De
momento, esto, al regreso, a vuestra salud.
4 comments :
Y quizás, en silencio, es cuando más dice. Pero sí... inventemos lo que haga falta, en Alfama y en el horizonte.
Bienvenido!
Y detrás... la mar.
¡Qué buena foto! La segunda, digo.
Si la llego a observar bien antes, arriba no digo nada. ¿Es tuya?, porque es de premio.
¡Seré tonto!
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