Sobre libros.
Para Ana.
Lo confieso, no he leído todos
los libros, es más, creo que no he leído ni una pequeñísima parte de los libros
que he querido leer. Pero alguno he leído. Leyendo he sido Sandokán, D´Artagnan,
Atticus Finch, seductor, traidor, estraperlista, capitán de un submarino y mil personajes
y oficios a cual más interesante. Una vez leí Rayuela y me transfiguré, fui
otro, estuve en París y me enamoré de una uruguaya. Una vez leí y amé. Otra vez
amé y no pude dejar de leer. Es muy curioso porque no sabía leer, es decir leía
todo lo que encontraba, sin criterio. Esto fue así hasta que alguien, un amigo,
Germán, me dejó un libro, -ten, lee esto- me dijo. Lo terminé con la cara
brillante y mi amigo dijo –ahora este otro-. También lo leí y empecé a notar
que aquello era muy interesante. Después mi amigo me dejó más libros, muchos,
contra más leía era más yo y menos, no sé cómo explicarlo. Leía de noche y de
día, concentrado. Mi madre me reñía –debes dormir, te vas a quedar ciego. Lo de quedarse ciego
era una amenaza o una advertencia para bastantes actividades. Para prevenirlo me compré un libro, luego otro, luego otro. Mi casa está llena de libros. -¿Los
has leído todos?- me preguntan las visitas. Qué preguntas, pues claro que los
he leído todos. Quizás alguno no me ha gustado, quizás alguno no lo he
entendido pero, ay, los que sí, esos que te encadenan, te rompen los relojes,
te dejan colgados de la historia, son un puente entre la realidad y algo más
allá, una bendición. Ahora también escribo y no he prescindido de ninguno de
mis vicios, uno de ellos es leer, amar los libros. Por si acaso mi madre tenía
razón estoy aprendiendo Braille.
2 comments :
me has hecho reír siendo tan precavido.
venía pensando que tal vez habrías escrito algo relacionado con "hacer el amor... sobre libros". lo he imaginado un poco incómodo, aunque en esos momentos no importa el sitio. y ahora veo que no era eso, pero parecido, amante de los libros.
Vamos a ver iruna, que mis escritos no son precavidos, al contrario, están impregnados de un aire de sanidad mental que excluye el ayuntamiento carnal y la coyunda descoyuntada, el sexo sobre objetos (incluidos libros, sean de texto o de otra índole) y el amor despendolado fuera de los cánones impuestos por la más rígida moral de los blogs que en el mundo han sido, que, mire usted, hace tanto que no “hago” el amor que ni recuerdo que eran una cosa y la otra, mucho menos hacerlo de forma incómoda que , ya puestos, mejor hacerlo donde siempre (mi coche es grande con asientos traseros cómodos y cristales tintados) y con las de siempre que se coge cariño, que el roce trae el cariño, que el goce tiene (o tenía que apenas lo recuerdo) su aquel pero en esto me vas a permitir que omita mis verdaderas ideas, por precaución (¿eso has dicho?) y tengo el día salao, ¡se nota? Un beso.
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