sábado, 6 de octubre de 2012

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Beth Hart & Joe Bonamassa - Don't Explain - 2011




Joe Bonamassa es un músico imparable, el tipo no se detiene en su proceso de composición y edición de discos de una factura envidiable. No satisfecho con haber lanzado ya dos placas en lo que va del año,"Dust Bowl" como solista y "2" junto a Black Country Communion, se une a la cantante Beth Hart y lanzan juntos "Don't Explain", un álbum rebosante de buen Soul y Blues.

Todo comenzó cuando Joe Bonamassa se encontraba registrando su décimo álbum en estudio, "Dust Bowl", e invitó a Beth Hart a colaborar con su voz en uno de los cortes del álbum, "No love on the street", colaboración en la que nació una buena onda que se materializó con la producción de un proyecto juntos, que se guió por las líneas del Soul y el Blues, logrando una relación de provecho entre el virtuosismo medido y bluesrocker de Joe Bonamassa y el grueso y emotivo registro vocal de Beth Hart. Era cosa de sumar uno más uno. El resultado: "Don't Explain", una fórmula que difícilmente podría no haber resultado y basta sólo darle una escucha al álbum para quedar prendados de él.

Diez nuevas lecturas de canciones clásicas del repertorio Soul y Blues son las que contiene "Don't Explain", iniciando con una azul versión de "Sinner's prayer", original de Ray Charles, seguida por potente y electrificada mirada de "Chocolate Jesus" de Tom Waits, un cover tremendamente bien logrado en que el riff toma ese peso característico de la guitarra de Bonamassa.

Lo siguiente es una de las primeras muestras de la gran interacción y relación de las cuerdas orgánicas de Beth con las metálicas de Joe Bonamassa, se trata de su versión para "Your heart is as black as night" de la talentosa Melody Gardot, una versión que sorprende y encanta. Beth es una tremenda cantante de eso no hay duda.

Lo que sigue en el tracklist son "For my friend" y el corte que bautiza el álbum "Don't Explain" de la gran Billie HolidayBeth Hart sobrevive muy bien al intento de versionar a Billie Holiday y lo que viene a continuación es el escalón más alto del álbum. "I'd rather go blind" llenó de éxito a Etta James a finales de los '60, un corte que elevó las facturas muy alto y Beth Hart junto a Joe Bonamassa se mandan una tremenda versión. Un cover de más de ocho minutos de duración. Hart yBonamassa demuestran su gran pasión por el Blues con esta versión en que las frecuencias se transforman en lamentos y belleza. También de Etta James es "Something's got a hold on me" la siguiente pista en el disco. Beth por momentos nos recuerda a Janis Joplin y no es extraño si es ella es una de las mejores cantantes del último tiempo.

"I'll take care of you" de Gil Scott-Heron es lo siguiente en el álbum, una versión muy blusera e intensa. El corte con el que se inició el trabajo promocional de "Don't Explain" es "Well, well" deDelaney & Bonnie un Rock en el que podemos escuchar por primera y única vez a Beth Hart y Joe Bonamassa cantando juntos, lo que funciona muy bien.

El encargado del cierre es una versión a "Ain't no way" de Aretha Franklin, un inspiradísimo, emotivo y etéreo corte que corona el álbum en las nubes.

"Don't explain" es simplemente un disco genial, la unión del talento vocal de Beth Hart y la potencia guitarrera de Joe Bonamassa arrojaron un fruto que roza la perfección. Una segunda entrega bajo la firma del proyecto Hart & Bonamassa se hace imprescindible y por lo que se ve, pronto habrán nuevas canciones y nuevo lanzamientos. Kevin Shirley fue en el encargado de dirigir esta sinergia musical, un trabajo acertadísimo, así como también lo ha sido con Joe Bonamassa solista y BCC"Don't Explain"es un serio candidato a los chart de mejores lanzamientos del año, de eso no hay duda. 




En Grand Central Station me senté y lloré (1945) es el autobiográfico, libérrimo, obsesivo y lírico manifiesto de la escritora canadiense Elizabeth Smart en defensa del amor a ultranza y a cualquier precio, del amor platónico convertido en ovidiano, del amor exaltado que nació de la literatura -Smart cayó fulminada por la flecha de Cupido a los 24 años, enamorándose del poeta británico George Barker sin conocerlo y habiendo apenas leído unos cuantos poemas suyos en una librería londinense- y se consolidó en la literatura cuando Smart lo atrapó para siempre, como una mariposa atravesada por un alfiler, en la novela que ahora reseñamos y que se publicó a los cinco años de relación entre la autora y el poeta, con una tirada de 2.000 ejemplares que no le hacía justicia al éxito que acabó alcanzando en el mercado. Como tantas mujeres liberadas de principios del XX, Dorothy Parker, Katherine Anne Porter, Virginia Woolf, Vita Sackville-West, Gertrude Stein, Anaïs Nin o Jean Rhys, Smart abandonó su Ottawa natal y dio la vuelta al mundo esgrimiendo una fuerza anímica y una pasión por el amor y por la vida que se reflejan en la técnica de su novela autobiográfica, de tempo acelerado y fraseo ansioso, construida con monólogos interiores, imágenes poéticas sucediéndose de forma vertiginosa, una primera persona excitada, anhelante y solipsista que teje prosa poética valiéndose de metáforas nacidas de la vanguardia, del futurismo las más físicas y corporales, del surrealismo las nacidas de la mente y la conciencia. Smart escribe como alma que lleva el diablo, perseguida por sus propias ansiedades y congojas, entre el placer mental de ver consumado su amor con un hombre casado y el placer carnal de consumarlo ininterrumpidamente. En Grand Central Station me senté y lloré es un homenaje a la pasión amorosa que en ocasiones alcanza la brillantez de un talento natural y desatado ("convirtieron una simple mirada por la ventanilla del vagón en una plenitud insoportable", "yacemos como lagartos al sol, aplazando indefinidamente nuestras vidas"), y que a veces no pasa de la esforzada redacción de una colegiala enamorada ("este océano desbordante es el amor, y brota de mí a chorros", "tatúame en tu brazo, pues el amor no es menos poderoso que la muerte"), pero siempre brota la sangre por sus venas, hay fuerza poética, la traducción es impecable y se oyen al fondo, a veces, los ecos de William Blake o de Rilke.



EGON SCHIELE


2 de octubre, 2012 — 6 de enero, 2013

7 comments :

Magnolio dijo...

¿Pretendes que pasemos la tarde o la mañana viendo la obra de Egon Shiele, nos sentemos y lloremos con Elizabeth Smart y de fondo Hendel o Don,t explain de quien sea - yo prefiero a Billie Holliday - ?

Esto no es una recomendación: es una receta directa al síncope de Stendal.

Pedro M. Martínez dijo...

Sí, Magnolio, yo también te prefiero a ti pero...la vida es la vida.
El libro lo leí ayer por la tarde y es poético, rico, complejo, invita a releerlo, buscar en los entresijos de su lenguaje culto con abundantes referencias. También es desolador, quién ama puede entenderlo (y sentirlo en las tripas del alma)
Handel es.
Escuchar a Beth Hart cantando/aullando I´d rather go blind con la guitarra del Bonamassa de fondo es una experiencia religiosa. Te lo juro. Si no tiemblas te devuelvo el dinero. Prefiero quedarme ciega (baby)
(http://www.youtube.com/watch?v=AnXgZZkPP14)

Magnolio dijo...

He oído primero I,d rather; luego Ain,t no; luego I,ll take care... y, si, he rezado.

La crítica que publicas del libro con esos nombres, con esas historia, con tu comentario: me lo quedo.

Sí, Handel componía como los ángeles. Lo del ser.... es otro cantar.

Gracias mil.

cristal00k dijo...

Estoy absolutamente enamorada de ese CD de Bonamassa y la Harth. Canción por canción. Lo escucho a todas horas.
Él, todo lo mejora, pero de ella, pocas cosas más me gustan.Ya ves!

cristal00k dijo...

Hart, sorry :)

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, mujer de poca fe, si sabes que desde los tiempos de los casettes con Rod Stewart y James Taylor, de los Cortázar y Salinas, de todos aquellos que descubrimos en la clandestinidad nunca te he engañado (al menos en lo musical o en lo literario).
Quería decir que Handel era el barroco, lo que era él pues eso, él mismo, yo qué sé.
El libro es poético pero duro, advierto, complejo.

Pedro M. Martínez dijo...

Mi querida cristal00k , qué me vas a contar, esa guitarra, ese punteo, el fraseo. Y la Harth o Hart o harta de cantar así, con esa garra. Ese Don´t explain es de marear
Hush now, don't explain
You're my joy and pain
I'm glad you're back
Don't explain

Aunque, ya puestos, me gusta más tu forma de mirar ( y de ver)
Besos

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