jueves, 11 de septiembre de 2025

El hocico de la bestia.

 



El hocico de la bestia asoma detrás del mármol, 

acaricio la garra del animal que ruge en lo oscuro.

Pesan los sueños detenidos, pesa el desprecio, 

el óxido de la promesa no cumplida. 

Oh, viento rizando la superficie del arroyo de la duda.

Estoy sentado en la mitad de la nada.

5 comments :

Beauséant dijo...

Tras cada bloque de mármol vive una fiera encadenada, la del artista que guardó todos sus miedos en ese bloque de piedra al que dio forma....

Francesc Cornadó dijo...

La bestia es una fiera corrupia, seguro que tiene cien mil patas que caminan sobre un mundo de símbolos y las alegorías. El roce de las patas va erosionando los símbolos esculpidos sobre el fío de los mármoles.
Los símbolos me sobrepasan.
Salud.

Pedro M. Martínez dijo...

Apreciado Beauséant sospecho que esto de los blogs, tengan la antigüedad que tengan, es cosa del pasado. Sospecho que esto que escribo lo he escrito ya ni sé las veces. Estos días estoy intentando sorprenderme entrando en viejos títulos y otros de los que no tenía ni idea. No me ilusiono. Me aburren. No me dicen nada. Algunos incluso me enfadan (no tengo derecho, lo sé, cada uno con sus cosas). Solo me consuela el mal ajeno, esos/as que dicen que este no es el sitio (ya, pero ¿dónde?). Frustración, pero ¿cómo no se dan cuenta? (ellos, los otros). Ja (jajajajajajaja). Y los comentarios, joder, tratados de diplomacia cuando no alabanzas desmesuradas (¿envidia?). Esas cosas de “antes”, “yo hacía”, “yo era”, ¡no! Solo hay ahora (y te aguantas, chaval).
Vamos al mármol. De adolescente era muy amigo del hijo pequeño de un importante escultor vasco. Vivía en un precioso chalet con jardín donde hacíamos aquellos guateques con Beatles y tal. Éramos modernos, inquietos, en mi caso me gustaban las chicas. Tanto que invité a una de ellas a bailar en el almacén del artista. En aquella oscuridad apenas se podían distinguir las siluetas de guerreros, el Cid a caballo, damas con extraños tocados. Inicié las caricias entre el mármol y la oscuridad y ahí salto la fiera del miedo. Dejé, dejamos, el amor (físico) para momentos más propicios. Otros tiempos.
Mi poema de hoy.
Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

Admirado Francesc Cornadó:
JuanAntonio Cirlot escribió un tratado sobre los símbolos que, en su momento, consulté a menudo.
.
Es tu dorada luz, aire lejano
lo que viene a los verdes arrecifes.
Dame la mano, Bronwyn, alejémonos
del mar.

.
También escribió poemas a su imaginada Bronwyn ( El ciclo Bronwyn (nombre de una rubia muchacha celta) se desencadena cuando Cirlot ve en un cine de Barcelona en 1966 la película “El señor de la guerra” de Franklin Schaffner, en la que un noble caballero normando -Charlton Heston- recibe en feudo unas tierras extrañas, y entre sus habitantes semisalvajes encuentra a una doncella –Bronwyn, interpretada por la actriz Rosemary Forsyht– por la que termina perdiendo su poder, su honor, sus armas y el sentido de su vida. Bronwyn surge de las aguas turbias de un pantano y lo hace para conducir al héroe hacia su ocaso. Meses más tarde Cirlot ve en la misma sala de cine el “Hamlet” del director ruso Kozintsev y establece en ese momento una identificación singular entre el personaje de Ofelia y el de Bronwyn. El descubrimiento de este personaje provocará en Cirlot una conmoción, el reconocimiento de un complejo mito-poético sobre el amor imposible. El símbolo que todo lo abarca y todo lo promete.)
.
Para evitar que te sobrepase esta acumulación simbólica, ere homenaje (que seguro te gustará)
.
A Gaudí

Relámpago de carne hecha de roca,
gesto de invocación incorporada;
anciano de cristal cuya mirada
parece un girasol de doble boca.

En tu oración la luz se ha vuelto loca
llena de mansedumbre exasperada;
y una tormenta azul, paralizada
se postra a ese alarido que convoca.

Tu arquitectura gime como un bosque
crucificado en furia que no mengua
bajo las destrucciones cenitales.

Yo pido a ese sarmiento que me enrosque
con brasas y zafiros esta lengua
de pecados y cantos capitales.

.
Saludos agradecidos.

Pedro M. Martínez dijo...

Bronwyn, interpretada por la actriz Rosemary Forsyht– por la que termina perdiendo su poder, su honor, sus armas y el sentido de su vida. Bronwyn surge de las aguas turbias de un pantano y lo hace para conducir al héroe hacia su ocaso.
Este pasaje me impresiona.
La ficción sobrepasando la cruda realidad.
O no.
termina perdiendo…el sentido de su vida.
¿Tiene ese poder el amor hacia una mujer?
No
Si.
(Pueden ustedes votar)

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