sábado, 21 de octubre de 2023

Los sueños crípticos de Parker

The Boston Symphony Orchestra. Boston, Massachusetts. 1958 Photo: Constantine Manos



Parker vive bajo un agua circular de sueños crípticos, su viaje durará mientras dure el secreto, la secuencia diaria de sus secretos. Si algún día se pierde en un cruce de caminos superpuestos seguirá otros derroteros, allí donde cantan gallos negros y enormes máquinas ruedan con estrépito sobre el barro sentimental. Salta sobre los charcos de mercurio sorteando con agilidad los profundos pozos de la dependencia, de la costumbre, de lo que es. Como a un incomprendido personaje japonés, los días huecos, mudos, dejan golpes morados en su alma. Bajo una veleta portátil, sigue el rastro de las arañas ensimismadas, las busca entre los pliegues de su camisa, las encuentra tirando de sus hilos de emoción, las toma entre los dedos, las ahoga con hebras de un pañuelo de seda. Solucionado.

4 comments :

María dijo...

Me temo que Parker esta sufriendo las consecuencias de una terrible indigestión o ha bebido alcohol en mal estado jaja va a tener que hacer una dieta blanda y dejar de meterse cosas nocivas… nooo puedo con las arañas.. ; ) El sueños -todos los que te llevo leyendo- alucinantes! ( ah! y no te preocupes, ya sé que es un personaje, comento metiéndome en tus historias y sin necesidad de alucinógenos, los llevo incorporados de serie ; ) abrazo fuerte!

Tatiana Aguilera dijo...

Los secretos, un buen territorio de historias reserva. Todos tenemos nuestros secretos y, allí de seguro cantan diminutas aves y cuervos de miedo. Para el caso, los reservamos para que siempre continúen allí. No hacen daño y duermen porque los sabemos alimentar.
Que se cuide Parker de las arañas. Yo, les tengo pánico.
Abrazos

Pedro M. Martínez dijo...

María lo interesante de apropiarte de un personaje es que puedes volcar en él tus miedos, tus frustraciones, incluso tus alegrías. Esas arañas, sin yo saberlo, han salido ahí por una gigantesca que alimentábamos de niños, tenía su tela en la puerta de una casa abandonada, le llevábamos moscas vivas, bichos así, de niño se hacen cosas muy crueles. Acabo de darme cuenta de ese recuerdo. Y no quiero, prefiero que lo que escribo sea imaginación pura. Muchas gracias por tu amabilidad y constancia, no sé de dónde sacas el tiempo. Un fuerte abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Tatiana Aguilera ,lo primero, muy honrado que vengas por esta esquina olvidada, muchas gracias.
Mis secretos no puedo contarlos sin grave riesgo para mi integridad física, incluso mental, por eso invento personajes, historias que los disfracen, que los modifiquen (tampoco demasiado). Escribo con cierta ingenuidad pero con afición. Excepto aquella araña madre de mi niñez creo que nunca he pensado en arañas excepto para algún escrito perdido. Vamos a cuidarnos todos que está la cosa muy mal. Un abrazo.

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