Nino Migliore


martes, 17 de octubre de 2023

La fábrica de Parker

 

(La desaparecida Acería Echevarría en Bilbao)

Se lo dicen todos, no se debe volver a los lugares donde se fue infeliz, capítulo cerrado, recuerdos a varios metros bajo tierra, compañeros desaparecidos. Pero Parker vuelve. Nada es como era. La fábrica es inmensa. Las grúas están en pie. El edificio sigue siendo gris, inhóspito. Entra, no reconoce el vestíbulo, las escaleras, el laboratorio ya no está, todo ha cambiado, incluso su ojo izquierdo ha cambiado. Devuelve la identificación y se duerme sentado en el coche bajo una tejavana temblorosa.

Parker va y viene, adelante, atrás, así no hay manera. 


4 comments :

María dijo...

Es cierto, yo fui muy feliz en mi colegio de monjas hasta los 14 -al contrario que todo el mundo, las mías eran adorables- y no he querido volver para que no se me empañara el buenísimo recuerdo que guardo de aquellos años, sin embargo dejé la blogosfera durante 5 años y volví porque aquí fui muy feliz ..he vuelto ( con nuevos profes y compañeros : ) y lo sigo siendo jaja

Claro que, no se puede volver de donde nunca te has ido…
Supongo que a Parker le ocurre parecido : ) Abrazo fuerte!


PD
¿Qué significa tejavana?

Laura dijo...

Hay una canción que dice lo contrario.
Quizá sea a ninguno de los dos, ni al feliz ni al infeliz... y solo debamos guardar el recuerdo sin intención de cambiarlo.
Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

María, insisto, escribo de lo de más allá de mi jardín, cosas de ese Parker que me he inventado, lo lamento, mi vida es tranquila, sin emociones fuertes. Pero me encanta que te creas todo. Besos abundantes.


Tejavana

1. f. Tejado sin otro techo debajo.
2. f. Edificio techado a teja vana

Pedro M. Martínez dijo...

Laura este poema
.
"Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantado
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.
Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
−el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.
No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.
Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su víctima,
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño… su dueño… su dueño…
.
Félix Grande
Música amenazada

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