Paciencia
Marie, me baño en tu ombligo como un hombre pequeño que busca entrar en ti buscando los atajos, sorteando tu miedo a ser invadida, defensora de almenas en castillos imposibles, arponera en la proa de una barcaza que cabecea en este mar en el que nos ahogamos sin remedio, entre olas de ternura que nos zarandean, en la resaca del desafío de la distancia, del horizonte, con pérfidos tiburones que rondan en espera de la fatiga, del desfallecimiento, de la mano sobresaliendo en espera de auxilio, no llegará, desiste, estamos solos, sin islas a la vista ni orcas asesinas golpeando el timón de nuestro barco, la superficie del mar oscuro, estamos juntos en un rincón de la paciencia y el recuerdo, prisioneros en cierto modo de la ansiedad de no vernos y basta. Digo/escribo esto como un sacacorchos, como un desahogo, como un ejercicio absurdo y vacío. Ahí fuera aúlla el viento y no es una frase hecha. Que cosas debo inventar para cambiar el sentido del destierro, la comprensión de lo que no hay. Hagan juego señoras y señores, apuesta rojo y par, nena, sin remedio el verano acabará pronto y el invierno es muy largo. Paciencia.
2 comments :
Es cuestión de no desfallecer pase lo que pase. La distancia es cruel pero la constancia es el mejor aliado. Sortear tiburones, huracanes y demás. Seguir adelante que no es fácil pero sino, ¿qué nos queda?
Me encantó este texto. De verdad.
Abrazo
Maman Bohème empiezo con el abrazo. En mi aquí y ahora no hay tiburones pero sí orcas divertidas y revolucionarias que atacan a los barcos de recreo, solo yates, no a los pescadores, un quid pro quo. El resto es como lo que escribes tú de matar, buenas intenciones, escribir en un agosto feliz, disfrutar de cada día, consciente de lo que tengo, libertad y paz. Otro abrazo.
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