Duelo en el fondo Del Mar.
Bilbao está en fiestas, el contraste entre esa algarabía y mi soledad seguro que exige un periodo de descomprensión (como en aquella película antigua en la que Gilbert Roland subía demasiado rápido de las profundidades e intentaban curarle con hielo y palabras). Por eso, también, sigo aquí, los regresos siempre son duros y algo así necesitaré, el periodo de reencontrar pronto las palabras, la cercanía de lo conocido, la voz de los amigos, las calles de siempre, ponerme al día en respuestas, preparar el siguiente viaje. Estamos todos en permanente tránsito. Alguien a quién quiero me escribe que ha tenido un percance, también dice que está resignada y tranquila. Alguien a quien todavía quiero no me dice nada. Últimos días, dicen que viene una Dana, si llueve que llueva, disfrutemos este ahora, no hay más. Un abrazo para quién lo acepte.
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