Pacienzudo.
Trato
de sobornarme los sentidos con luz, con música, con palabras que no entiendo, pero
no basta.
Todo
es vulgar materia entre los dedos, quema al mediodía, mañana arrasada, noches
tan largas, un funámbulo hace gritar a los mirones, un hombre escucha voces, ese
otro dibuja con sus dedos el vacío del mundo, el hueco entre tanto y nada.
Una
mujer delgada vive en la melancolía.
El
resto ahí, tan pacienzudo, esperando.
Lo
mejor es irse a pasear por el filo del olvido.
Agur.
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