La gallina
Así pasan los días (y yo
desesperando/y tú, tu contestando/quizás, quizás, quizás) en busca de la
retórica que defina el vacío, el bostezo, refrenar el instinto de contarlo todo
de golpe y la semana que viene ya veremos.
No, no lo vemos así, esto va día a día, goteando, administrando la voz.
Hay una certeza, la rutina mata
la emoción, en lo cotidiano se pierden los temblores, todo ya es esta absurda amalgama de palabras, es igual
corazón, hígado o lo testicular, nada es nadie y yo qué sé.
Pero vuelva usted mañana (por
favor).
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