Y no.
Aquí
los pródigos “me gusta” ayudan, no
demasiado, no me lo creo, no hay crítica, todo es dulce, amable, de una exquisita
corrección.
Y
no.
Los
que vienen, los que van, los que dicen, toda la parafernalia esa de las visitas,
no, no es exacto. Ese decorado simplemente oculta la realidad, estamos desnudos
en un escenario. Lástima que el teatro está vacío, no se vende ni una entrada,
los aplausos están grabados, está vacía hasta la concha del apuntador.
Y no.
Y no.
Esto
es una noria donde se repiten historias, argumentos, modas, instantes, no hay
novedad, se confunde la calidad con la caridad. Esto es un ombligo gigantesco
que se come todo lo que se pone por delante, un ombligo monstruoso que se
alimenta del Sí.
Y
no.
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