Ultimo domingo de agosto
Aunque estoy tostado como un hindú, me duelen las ingles, se me altera la cicatriz de la operación de apendicitis de 1975, por consiguiente sepan ustedes que si nadie lo remedia agosto se esconderá entre nubes y tormentas, o sol, es igual, vendrán septiembre, enero, otra Semana Santa y seguiremos compartiendo palabras que se enreden sin saber muy bien si sirven o son guitarra, barro, ingenio, ideas que se amontonan o se esfuman en jardines que pasarán del verde al amarillo y así, sin trascendencia, sin herencias ni transeúntes que exijan su derecho a yo primero, indiferentes, ya ves, a nadie importa la sucesión, la organización, la seducción, pájaros, lagartos, grillos, náyades, todo revuelto, un busto en un nicho, un pórtico anegado, un romántico colgado del mástil de banderas que ya no, la mirada saciada, las urnas preparadas para octubre y solo importan las fiestas, que te vean, la vanidad, el boato, un báculo, decir por decir, la hierba se ha vuelto mármol y los faunos están pensando en operarse no vaya a ser que les cambien a la fuerza por leones, por grifos o por eunucos, dragones y nigromancia, un espejo traidor, el desconsuelo, grillos, la resurrección de la carne, musgo, sexo, esto no hay quien lo pare, se va agosto, aprovechen las horas y el dinero, reserven algo para gasolina y la parada en algún bar de pueblo para comprar chorizo y almendras, un respiro, no se equivoquen, la vida seguirá, quizás la de ellos, los obstinados, los que vencieron, mientras tanto nosotros, los de entonces, los de siempre hablaremos con piedras en la boca justo en el borde de un abismo oscuro esperando la mano que nos empuje y fin, no somos nada.
Paco Pomet.
0 comments :
Publicar un comentario