Digo, digo.
Libra, oh Dios, mi alma del labio mendaz, que amanece hoy y veo salir el
sol como un espectáculo magnifico sabiendo que amanece desde el principio de
los tiempos, desde hace miles de años, no sé cuántos, ni me importa, sé lo que
sucede desde que tengo uso de razón, el resto no me importa, mi historia es la
historia, mi cultura es la cultura, adanismo se llama, a quién se le ocurre
nacer antes que yo (Yo), que camino hasta los 143 metros de altitud del Faro con
el graznido de cientos de gaviotas que no duermen, con bandadas de gorriones
que se siguen y juegan y me acompañan, con mirlos, tordos, palomas a la mitad
del monte y un azor y otras aves de rapiña ya arriba, que el paisaje es tan
bello que a veces lloro lágrimas Stendhal y vuelvo a casa con Sam Moore que me
grita please call home y no me preocupo de los pseudoperegrinos que han salido
del pueblo de al lado con sus mochilas de luxe que, oiga, cada uno sale y va
donde quiere pero el Camino es milenario, un respeto, que no se puede jugar
sobre una senda de espiritualidad, de cultura, de historia, como niños que
buscan lo fácil, hippies de marca, tramposos que se mienten en la comodidad de
no ser nada, yo (Yo) no sería capaz de haces eso, es decir de no hacer, pero no
me hagan mucho caso que me encuentro con un matrimonio de cierta edad y se
confunden y me saludan y hablamos y al de quince minutos él se da cuenta que no
me conoce de nada pero es simpático y seguimos hablando de esto y aquello y
cuando le digo que soy de Bilbao me
pregunta rápidamente si he leído Patria, un test, una forma de saber, un a ver
este de qué va, me río (por dentro), le digo que sí, que está escrita de forma
eficaz aunque no es gran literatura, que le sobran más de 200 páginas, que
refleja perfectamente una dura, triste, cruda realidad, que me dolió leerlo,
que los personajes principales están bien matizados, algunos secundarios un
poco exagerados, que para llevar viviendo más de 30 años en Alemania, Aramburu
sabe de qué escribe, que me dolió (sé que ya lo he dicho), que he vivido en un
pueblo así (sin muertos por fortuna pero con esa asfixiante opresión), que creo
que he pasado el examen y esa simpática
pareja se va por donde ha venido, me voy a casa para volver a ver la
segunda parte del último capítulo de Juego de Tronos, una obra de arte, para
seguir leyendo Fe de erratas, una de esas sorpresas que da descubrir un
escritor delicioso, Alan Isler, tan bueno, obstinación en la belleza, que este muro me
recuerda día tras día lo que dije y, es verdad, sigo diciendo lo que dije, me repito, me obstino en lo que siento,
pienso, (me) miento, me alimento de recuerdos y memento moris , quia pulvis es,
et in pulverem revertoris, pienso tumbado en la playa y me preocupo cuando soy
consciente que he olvidado partes de mi vida, épocas enteras, nombres y
personas de las que no guardo constancia, aquellos a quién amé, ¿quién era
Elena?, ¿dónde estará Ignacio?, incluso familiares, vecinos, compañeros, ay,
recuerdos selectivos, he borrado muchos malos momentos pero también muchos de
los buenos y sigo caminado por el borde de
esta playa sin olas al final de la ensenada, un milagro natural, daría una
patada en el culo a todos estos depredadores agachados mientras cogen conchas (en México esto último suena mal ¿no?), por
cierto tengo México nítidamente aferrado entre estos años de aprendizaje y
encuentro conmigo mismo, con el que soy, con mi yo (Yo), que lo del adanismo
que dije pretendía ser un broma, que buceo en libros y libros y subo montes y
hablo y miro y puedo pelar paraguayos (fruta) sin que me de dentera y todavía
conservo la brazada en crawl aunque desde que me gano mi hijo ya no es lo
mismo, en realidad ya nada es lo mismo, nada es como era, sabores, olores,
gustos, mi cara, ¿ese soy yo? (Yo) que me ha crecido la nariz y las orejas,
madre del amor hermoso, qué fue de aquel adolescente moreno que subía a la
Ciudad Jardín a ver a Gloria, es una pregunta que tiene una sencilla respuesta,
es la edad, chaval, que cantaban los Salvajes, que hacían una versión de no sé
quién y aquí enlazo con aquello de que lo que no era cuando yo (Yo) soy no
existe, ¡que no, bruto!, aprende, preocúpate, infórmate, estudia, siente,
¿saben qué?, que es agosto y hace un día magnífico, voy a bañarme, el agua está
muy fría pero es muy bueno para la piel, el riego sanguíneo y mejorar la lengua fraudulenta, que tengan un
buen jueves.
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