Parker y el paisaje
Pasar del yo al paisaje tiene el riesgo de
perderse en la nieve, huellas aparte. Pero no, se lo dijo, todo, desde el
principio.
En aquella habitación fue sincero, en caricias,
en palabras, en su desnudez.
No sabía lo de las sospechas, lo de las precauciones,
lo elemental.
Una llamada en la puerta.
—Abre, sé que estáis ahí.
En ese momento Parker sabe que el paisaje ha
vuelto al yo.
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