sábado, 17 de diciembre de 2016

Elegía a Ramón Sijé.

 
 (Ramón Sijé)

Aquel día caminé mucho, con la mochila, sólo, disfrutando de paisajes y gentes.
En una cuesta abajo pasa a mi lado, rápido, un ciclista de mediana edad con jersey rojo.

-Buen caminooo.
-Buen camino.

En una cuesta arriba le alcanzo, hablamos.

- ¿De dónde eres?
De Orihuela.
- Hombre, de ahí era Miguel Hernández.
.
A ese no lo conozco.

Y me habla de los políticos,  que Miguel Hernández murió por no querer cambiar de ideas.
Sí- le digo- eso les suele pasar a los poetas, que no quieren cambiar de ideas ni de ideales. Algunos hasta se mueren por esa tozudez.
Seguimos, él pedaleando, yo andando.

Tanta belleza alrededor y el eco -delante y detrás, chasss, chasss-, de mis botas sobre el camino me distraen y –lo confieso- me asusta un poco.

Intento recordar cómo era aquella elegía de Miguel Hernández. ¿Cómo era?, ¿cómo era? Ya, empezaba así: “En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto, como del rayo Ramón Sijé, con quién tanto quería”. Buena memoria.
Me río.

En un recodo, a lo lejos, veo al ciclista del jersey rojo empujando su bicicleta por una empinada y tortuosa cuesta. Intento alcanzarle y aprieto el paso. Justo al llegar a la cima le llamo.

-Orihuela, escucha este poema de tu paisano-. Y empiezo.

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano
.

Y veo que su cara se pone tan colorada como su jersey.

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento
.

Con un gesto de miedo farfulla -me esperan, me esperan-. Y se va pedaleando como si le siguiera el diablo.

Me río ¿qué habrá pensado? Quizás que el poema le podía saltar a la garganta. O que un poeta no es alguien recomendable. O quizás que se empieza con versos y se termina sodomizado en cualquier camino, aunque sea a Santiago.

Ay, señor, cuantos desiertos, cuantos.

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

(Miguel Hernández)

1 comments :

Anónimo dijo...

Un interesante relato sobre M.H. en

http://relatosexpres.blogspot.com.es/2014/08/estas-avisado-saiz-de-marco.html

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