Cambrillón
Me lo dice mi hija una y otra
vez, no es lo que lees/n, es lo que ves/n. Describes un zapato en cuatro
páginas, con detalle (lengüeta, bóveda, cambrillón, caña, collarín,
contrafuerte, entre suela, forro, pala, plantilla, punta, suela, tacón y tapa),
¿a quién le importa? Dejas una foto de un zapato cualquiera y te lo compran. Ya
me dijo Bob (Dylan) que los tiempos estaban cambiando y resulta que sigo en el
siglo XIX (o sea diez y nueve) y que esto tiene una norma básica, lo gráfico se
come a lo íntimo, a quién le importa lo de dentro pudiendo ver lo de fuera, la
cascara, el envoltorio, la capa de pintura. Rápido, rápido, no hay tiempo que
perder, la seguridad de lo tangible frente al acaso de lo posible no vaya a ser
imposible y nos quedemos con un palmo de narices. No entiendo que no me
entiendan (piensa uno) con lo bien que me explico (piensa otro), con lo bien
que veo/leo (piensa aquel) total esto es gratis (pensamos muchos) y el Otro es
ese que no soy yo (qué cojones). Por cierto, es viernes.
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